¿Qué ocurre con la reforma del Estado?: Para nunca olvidar, la desintegración del Estado y la sociedad civil en la década de los 90.



Carlincatura
Uno de los puntos centrales para poder decidir entre una de las dos opciones que pretenden acceder a la presidencia del Perú y por lo tanto ejercer la función de gobierno durante 5 años en nuestro país es la comprender el rol fundamental que implica la adecuada y efectiva reforma del Estado. La idea parte de implementar, quitar o modificar diversos planteamientos de las políticas que tiene el Estado a nivel económico y social, todas ellas evidentemente, para conseguir teleológicamente el bienestar común o de la mayoría en el país. Un ancestro radical de las “las ideas de la reforma de Estado” son las revoluciones, tal como la revolución francesa o la revolución rusa, éstas buscan lograr un cambio inmediato de las estructuras de gobierno y del Estado en general para así alcanzar de acuerdo a su visión de mundo el bienestar común. Del otro lado de la orilla están las modificaciones que requieren pasos, procesos e implican por lo tanto un trabajo a mediado o largo plazo para alcanzar un fin, de ese lado están la llamada Reforma del Estado. Entonces la reforma de Estado es un concepto que en la práctica nos permite realizar las mejoras más adecuadas para así lograr el bienestar, de otro lado, nos permite también el cambio sustancial de las instituciones y sus vicios- cómo no recordar que muchas de la deficiencias de nuestro sistema estatal son herencia del sistema colonial español, sólo por recordar al maestro Cotler-. A fin de evitar la convulsión del país la reforma del Estado se hace un trabajo de prioridad necesaria e impostergable si se quiere mejorar cada día los niveles de vida de todos los sectores que conforman la sociedad peruana.

De esa manera frente a nosotros se configura una realidad en al cual debemos de atravesar por dos pasos que son los fundamentales los cuales deben de ser los que configuren de manera acertada que el voto que emitamos sea en correspondencia a los lineamientos de gobierno que se nos plantea de tal suerte que tendríamos dos dilemas por enfrentar. El primero es el concepto de selección adversa, el cual nos indica el grado de veracidad de lo que se promete en una campaña y el grado en cual estás se cumplirá y no fallarán al deseo del electorado[1]. Luego está el concepto de daño moral, el cual nos dice que si es que uno el presidente que salga electo no cumple con lo prometido durante la campaña, terminará defraudando la promesa que hace a los electores implementando otro tipo de políticas de gobierno[2]. Ambos conceptos son decisivos al momento de elegir a nuestro futuro mandatario o mandataria; sin embargo, debemos de agregar a ellos un análisis más profundo de lo que ha ocurrido con las políticas de gobierno durante estos últimos años.
En  líneas generales, la presencia del Estado durante a mediados de la primera mitad del siglo pasado fue muy escaza, luego tuvo mejoras en cuanto a su administración, para después durante el gobierno militar- de Juan Velazco Alvarado- que buscó como medio de mejora la nacionalización de las empresas y la presencia fuerte del Estado, hasta que finalmente nos encontramos con las reformas de la década de los 90 que son- sin lugar a dudas- las que marcaron para configurar la realidad peruana actual desde todos sus ángulos positivos y negativos.

La apertura que se dio en cuanto al aspecto económico y social, siguió como principal camino la influencia del consenso de Washington[3], el cual marcó un hito en cuanto la apertura de los mercados sudamericanos a la inversión privada y la privatización dando origen a la estructura de economía peruana actual.

Cabe analizar varios aspectos del sistema nacional peruano que requieren de una urgente reforma, si lo que se busca es- en palabras de Alán García- “el cambio responsable” que será la salvaguarda para mantener el sistema económico que en cifras macroeconómicas funciona tan bien, pero que al momento de impactar sobre la población deja de mucho que desear. Partamos desde está sentencia “…En general, el Estado afectado por las reformas neoliberales, cambió sólo en aquellas partes funcionales a las privatizaciones, nuevas regulaciones y liberalización de los mercados, especialmente de los mercados financieros. El resto del Estado y del "ancien régime", llámese el sistema judicial, la administración estatal, la burocracia, los sistemas de control y fiscalización del gasto público, la seguridad social, las funciones del Estado, no han conocidos cambios con un norte compatible con los objetivos esperados de crecimiento con más empleo y menor desigualdad[4]”. Tantas veces como repetido, pero es cierto que nuestro sistema económico no ha sido el más efectivo al momento repartir, por ello que la mayor parte de los votantes vean en Fujimori o Humala la mejor manera de que el Estado llegue a sus hogares. Sin embargo, el fenómeno que nos arrastró a esta suerte de encrucijada entre “los dos peores candidatos” (lo digo desde una óptica personal) fueron políticas que tienen su origen en el gobierno del chino, de ese mismo que ahora dicen que fue el mejor presidente del Perú.

                La apertura a la inversión privada en gran escala se inició durante la década de los 90, si bien es cierto que el impulso que dio nuevos brillos a la economía peruana ha sido y es la minería; sin embargo, cuánto de influye en el bolsillo de los peruanos la inversión que realiza la minería, lo cierto es que resulta bastante precario, pues un dólar invertido en la minería repercute en tan solo 1,2 de dólar en el mercado interno peruano; ahora si se analiza la cifras de cómo influye los productos manufacturados- como los que se producen en Gamarra- pues encontraremos que la inversión de 1 dólar repercutirá en 2 dólares en el mercado interno.  Obviamente que cuando se habla se de empresas nacionales como las de Gamarra se hace hincapié en la industria nacional que a la larga es la mejor manera de solventar el desarrollo interno, por ello, fue tan desastroso que las medidas tomadas en los 90 fueran la del cierre de fábricas nacionales desarticulando así los inicios de la industrialización en el Perú, además de la generación de menos empleo y el congelamiento de los salarios[5].

                La privatización que como tarea fundamental tenía hacer que el Estado se deslindará de muchas tareas para dar paso a la solución de prioridades, como el trinomio salud,  educación y seguridad, solo logró conseguir que la empresa privada sea más indolente con la realidad nacional, mientras que el Estado (ya reducido en gran parte) no pudo ni puede remediar los problemas que le son adquiridos tanto del sector privado, así como del déficit en cuanto a la gestión que carga desde el Siglo pasado, la magnitud de las políticas de los años 90 fueron las que más afectaron, pues el dinero de las privatizaciones llegó a convertirse en el dinero de la corrupción y uso adecuado fue prácticamente una ilusión[6]. Es necesaria una modificación del aparato administrativo que permita con empleados eficientes y bien remunerados una mejor atención y organización que pueda tratar de igual a un empresario limeño como a un campesino en la zona rural de Áncash.

                Otro punto que me gustaría tratar es del acceso a la justicia y es que el Perú se vio convertido en tierra de nadie en materia de justicia durante el gobierno de Alberto Fujimori, los niveles de corrupción a nivel del poder judicial fueron escandalosos dejando así que la ausencia de justicia se hiciera notar en todos los niveles de la sociedad peruana. Claro sin olvidar que la televisión basura destrozó la reacción de la sociedad civil frente a lo atroz que resultaba ver mujeres lamiendo axilas de cualquier tipo por un cúmulo de dólares. Ciertamente lo que buscaba- lo recalco- “el mejor gobierno del Perú” era desmembrar cualquier atisbo de defensa frente a tanta distorsión frente al desgobierno y a la destrucción continua de los poderes del Estado y la sociedad civil.

                Para terminar, recuerdan qué gobierno detuvo el proceso de regionalización… Bueno, ya sabemos a este paso que la practicidad de un gobierno resulta a veces tan letal como el populismo chavista. Lo cierto es que el Estado requiere de una transformación de pasos firmes que centre su tarea en brindar crecimiento sostenido arriba y mejoras que se sientan abajo, porque lo cierto es que la disconformidad  de los sectores populares pueden generar más pensamiento radical vale decir más Antauros Humala y más de Abimael Guzmán, si realmente queremos eso sigamos pensando que salvar la macro-economía es lo único importante en un país que sí tiene una posibilidad de salir adelante, pero lejos la corrupción y la mafia.





[1] “Reforma del Estado en el Perú: el  punto de vista de un economista”, Tavera Colugna José, Palestra Pucp, http://palestra.pucp.edu.pe/pal_est/?file=economicos/tavera.htm 06/05/11
[2] Idem
[3] Enciclopedia virtual “Wikipedia”, Consenso de Washington, http://es.wikipedia.org/wiki/Consenso_de_Washington
[4] Economía política de la reforma del Estado en el Perú, Efraín Gonzales de Olarte, Blogpucp, http://blog.pucp.edu.pe/blog/economiaperuana
[5] Idem.
[6] “La corrupción el Perú de los 90”, Antonio Zapata, http://www.justiciaviva.org.pe/informes/152f.pdf

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