Ollanta Humala y Keiko Fujimori, existe la posibilidad de la creación de una nueva cultura política en nuestro país



Las diversas confrontaciones que se han estructurado en torno a la campaña presidencial de Ollanta Humala y Keiko Fujimori han tenido una diversa gama de coloraciones- desde el oscuro pasado de la corrupción de antaño hasta el rojo socialista importado de Caracas- sin embargo, todos estos argumentos carentes de una postura que pueda construir la aparición de una cultura política hacen que la campaña pierda fuerza en temas trascendentales para el país y gane espacios en sectores de opinión- no superfluos- pero de poca importancia si se habla de la renovación y de la construcción de una cultura política en el país. Y es que usualmente los ataques han apuntado a temas morales o a temas de intromisión internacional, pero han dejado de lado a la madre del cordero.

                Ahora bien, “La cultura política es la producción, colocación y reproducción de esquemas, representaciones y vínculos simbólicos-materiales relacionados únicamente con el mantenimiento, en el tiempo, de la obligación política (obediencia y protección)[1]”.Esta cultura política entendida desde un punto de organizador horizontal de la sociedad, vale decir de constructor de lealtades políticas de los diversos grupos sociales, ajenos a élite para con la élite, de tal suerte que pueda construirse en el país la figura de una clase dirigente dominante con apoyo de los grupos populares configurando así la creación de una estrategia como país, la aparición o creación de esquemas y de vínculos  simbólico-materiales genera en definitiva la creación de un clima propicio para la aparición de una clase dirigente que es uno de los más grandes puntos débiles que ha dejado el país. De otra parte, tenemos la relación vertical entre las élites de un país y las clases populares, “Cultura estratégica es, en cambio, la gestión de esta cultura política a nivel de élite de gobierno y está dirigida a la conservación del régimen en términos geopolíticos (políticas de seguridad interna/externa)”[2]. Vale de decir que la élite de un determinado país tiene la tarea de construir dentro de sus linderos una cultura estratégica, capaz de llegar con su protección y planes de seguridad, a las clases populares; mientras que dentro de las clases populares se generará el vínculo que pueda unir de forma directa a todo el cuerpo social, entonces “un buen rendimiento macro-económico se vuelve útil político-culturalmente […] si logra convertir las políticas públicas en instrumentos de mantenimiento de la lealtad en la comunidad política[3]”. Sin embargo, la clase empresarial y la clase política que cogobierna con ésta, no ha logrado dicho cometido, es más sus planes políticos han convertido al crecimiento macro-económico en solo una ventana de buena referencia en el exterior, mientras que el fantasma de la redistribución no ha dejado asomarse y convierte al interior del país en un lugar incierto donde el progreso y el avance social no llega de forma adecuada.

                Si miramos las dos candidaturas, podremos ver que en ambas existe una marcada tendencia al populismo- lo que se critica de forma muy severa- pero es uno de los mecanismos de creación de lealtades (si se aplica adecuadamente). De ahí que ambas candidaturas, aparentemente, sean las dos caras de una misma moneda, pues Keiko representaría la continuación de régimen actual (la continuación del Leviatán-Mercado) y la ascensión de Humala a palacio de gobierno signifique el cambio de régimen económico y político. Esto se propone desde la óptica en la cual los grupos de poder apoyan abiertamente a la candidatura de Keiko Fujimori, que más o menos es la suma de: continuación del modelo económico, más protección de status quo y más la liberación del padre. Todo esto -evidentemente- no incomoda de manera directa a la clase dominante en el país, pero asume de manera muy equivocada que la creación de la cultura estratégica de Fujimori, padre, tendrá vigencia en el 2011. Para recordarlo, Alberto Fujimori planteó “una cultura estratégica anti-SL planificada por el gobierno Fujimori: inclusión táctica de los grupos sociales (reducción de la diferencia entre sociedad civil y sociedad política) en cambio de consenso estratégico, para la guerra interna anti-SL”[4]. Evidentemente, el planteamiento de la cultura estratégica de los Fujimori recae en el combate contra Sendero Luminoso y contra su ideología, por ello, es que en el Perú de los años 90 pegó tanto la presencia del Estado, la cual era necesaria si se pretendía destruir el aparato de ideológico de Sendero Luminoso; sin embargo, la coyuntura actual de la sociedad peruana pasa por otros problemas, por otras vicisitudes donde el cuadro de necesidades son otras y no la de abatir una guerra interna, por lo tanto, la cultura estratégica de los Fujimori es anacrónica y el desmantelamiento de su supuesta funcionalidad caería muy raudamente, si se pretende seguir con las mismo sistema de político-económico sin cambiarle nada.

                Como refuerzo tenemos que “Alberto Fujimori desarrolló una cultura estratégica prioritariamente dirigida a resolver con éxito un estado de emergencia específico (SL). No se preocupó por desarrollar una nueva cultura política que consolide esos logros en términos de consolidación democrática (lealtad) y nueva cultura política, sino simplemente como “moneda” electoral (consenso periódico y reelección)[5]”.Este hecho complica más aún la postulación de Keiko Fujimori, pues no contempla la recreación de una cultura política, ni menos la creación de la interacción de la élite para la gesta de una cultura estratégica, porque sus políticas de gobierno carecen de una credencial democrática, han sido desacreditadas por la corrupción del gobierno de Alberto Fujimori, mientras que el plan de Keiko sólo busca la reivindicación del pasado y olvida- haciendo de ese su más grave error-  incorporar políticas redistributivas de carácter general, haciendo de las políticas focalizadas y del asistencialismo su mejor carta[6] frente un problema que exige medidas muy diferentes o se pretende asumir que “mi primera chamba” es un programa generador de una política estratégica o más aún que el grupo de Facebook “tu Kausa” es el nuevo generador de lealtades entre la élite gobernante y el peruano de a pie que usa esta red social. Fujimori no plantea una nueva cultura política que pueda asegurar el mantenimiento del régimen y su renovación, sino que su representación hace  que este proceso de urgencia nacional se mantenga estático y cerrado frente a las olas de cambio del cambio social.

                Si Keiko Fujimori significa el estancamiento de la creación de una cultura estratégica, también “el voto limitado de la derecha democrática que ha perdido en estas elecciones, refleja bien la mentalidad de sus actores y operadores: el liberalismo político no posee por naturaleza una cultura estratégica (al contrario, su objetivo es eliminar cualquier concepto estratégico de cultura). A nivel secundario, el concepto de cultura política liberal es un mixto de ética y cultural universal, neo-humanista, individualista: anti-política pura[7]”. Ambas no asumen la importancia crucial de la implementación de una cultura política, sino que olvidan o se contraponen a esta sin preguntarse por el daño que causan al país en su conjunto. De su ausencia se puede colegir que la sociedad en su conjunto sin la sensación de protección y lealtad y esto sumado a la insatisfacción del colectivo social por no percibir la bonanza económica podrá ser presa fácil de ideologías extremistas- como la ocurrida con Sendero Luminoso y que pueden tener vigencia en provincia donde aún la cultura “Gastón Acurio” de consumismo no llega a irradiar su pensamiento. Con todo, es evidente que un futuro gobierno simbolizaría- no como se piensa el simple congelamiento de la relaciones político-sociales de la élite con los sectores populares- sino que al ser un planteamiento basado en una relación anacrónica no logrará satisfacer el pliego de nuevas necesidades que exigen hoy la mayoría de pobladores.

                Ollanta Humala a diferencia de Keiko ofrece una mayor garantía, aparentemente, pues sus estrategias de cambio apuntan a cambiar en términos medios la política redistributiva; sin embargo pesa sobre él, la pesadilla de un gobierno de carácter dictatorial con influencia chavista, pese a este miedo que nubla el panorama político hemos olvidado el proceso de “amansamiento” que ha sufrido Ollanta Humala con gestos como el jurar por la democracia[8]. Otro punto fáctico que no se reconoce, y que sus detractores no estiman en contar, es que Humala a diferencia de Evo Morales en Bolivia no tiene una gran mayoría del electorado que los respalde (MAS 53%, frente al 23% de PODEMOS[9]) o el caso de Correa en Ecuador (57% ALIANZA PAÍS y Partido renovador institucional de Acción Nacional 43%) o si se quiere tener un recuerdo más reciente a nivel nacional el apoyo al golpe de Estado de Fujimori tuvo una aprobación de 86% a todo esto hay que sumarle que tanto el Perú y los otros países mencionados asumieron gobiernos autoritarios exactamente cuando pasaban por un periodo de crisis social y económica, la cual no existe en nuestro país. Son estas variables las convierten a la supuesta ferocidad y posible dictadura de Humala en cuestiones poco probables. El mismo principio se aplicaría con Keiko, si no fuese porque lo mediático de la prensa no hace prensión sobre ella y ni le obliga a poner candados a una posible liberación de su padre y otros temas referentes a la corrupción.

                El panorama parece incierto, pero a todas luces el presidente que asuma la presidencia tendrá que asumir una postura pragmática a la hora de gobernar, eso sí con una nueva cara que apueste por la redistribución de manera general y no deje de lado un punto hasta ahora olvidado por un asunto cada vez más relevante y es que el país tiene más problemas ambientales, 120 de acuerdo al último reporte de la Defensoría del pueblo. Se olvida de una manera bastante negligente que nuestro problemas más grandes son de carácter socio-ambiental, más aún que nuestra legislación es sólo un saludo a la bandera, todo esto, pese a que los problemas ambientales son la madre del cordero. Por ello, la preocupación es constante si no se quiere que el problema ambiental traiga otra ola roja esta vez más fuerte e imparable que la de los años 80.
                                                                                                                                       
               


[1] ¿”Por qué es necesario votar por Keiko Fujimori”?, Giovanni B. Krähe, http://geviert.wordpress.com/2011/05/02/por-que-es-necesario-votar-callados-por-keiko-fujimori/
[2] Ídem.
[3] Ídem.
[4] Ídem.
[5] Ídem.
[6] Entrevista a Julio Cotler por Rosa María Palacios, “Prensa Libre”,  http://www.youtube.com/watch?v=nrHTlP3UHls
[7] ¿”Por qué es necesario votar por Keiko Fujimori”?, Giovanni B. Krähe, http://geviert.wordpress.com/2011/05/02/por-que-es-necesario-votar-callados-por-keiko-fujimori/
[8] “Ollanta Humala jura por al democracia”, Diario La República, http://www.larepublica.pe/20-05-2011/ollanta-humala-jura-por-la-democracia
[9] Resultado de las elecciones generales en Bolivia 2005, http://es.wikipedia.org/wiki/Elecci%C3%B3n_Presidencial_de_Bolivia_de_2005

Comentarios

  1. creo que profundizar en el simple hecho que el Cmt. Humala, representa ese cambio( o bueno eso da a entender) pero no sabemos hacía donde, esa es la incertidumbre que crea su figura; por el otro lado la Sra. Keiko no del todo representa el "Stato quo", ya que un planificación típica Fujimorista de extrema derecha que repreenta va solo en el hecho de políticas extremadamente sociales populistas, cambiando el prágmatismo actual con respecto a ese mercado rígido; es decri sus políticas van enfocadas a caerle bien a la gente con menos menos recursos o capacitación, es dar "gato por libre" y "pescado en vez de enseñar a pescar"

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