Agua

Gaya


Cuando el valor del dolor
es solo una gota más de invierno.
Se empoza por algún rincón
del corazón tu recuerdo,
va y viene entre imágenes disueltas
por el tiempo.

Solo veo la hierba por tus venas correr,
solo siento esa inmensa nada a mi costado,
las ganas de volver a las fotos,
las ansias de gritar nombres y colores:
renacer lo llaman.

Y aquí en el silencio de la lluvia,
aquí abajo en las manos del tiempo,
las flores que nos hacen cómplices,
las mentiras que se inyectan para devolverme
una sonrisa.

Nada en mi camino,
la lluvia que nos hace uno, el agua que purifica
las lágrimas no desvanece el dolor,
se incrusta como un destello inútil
en la inmensidad de cielo,
buscando ser un sol.

Así nos vemos silenciosos uno al otro,
el espejo y yo, como buscando una respuesta,
como cincelando al corazón al no tener
explicación.

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