Apuntes sobre Nietzsche político: hacia la construcción de una paideia en la aristocracia de espíritu

Siegfried awakens Brunhild -  Otto Donner von Richter


La filosofía de Friedrich Nietzsche podría asemejarse al pasar de las estaciones durante el año.  La fuerza del verano al llegar a calentar la tierra como una tormenta que aviva todo, como un corazón palpitante de pasión por ver el amanecer incandescente. La templanza del invierno que resiste en el frío de su pecho toda su fuerza, su grandeza, que lo ocupa todo, que trastoca todo lo que vive. Tan igual como la primavera la obra de Nietzsche se muestra tranquila y con una brisa suave en un bosque del cual brota vivaz y alegre la palabra, la palabra del cambio de la valentía. Y el otoño como aquella melancolía del aforismo “amistad de estrellas” la cual se sienta en el corazón como aquella felicidad que nos embarga- tan fugaz como cierta- la que nos convierte en hombres que aceptamos el dolor tanto como la felicidad en ese signo de gratitud eterna que es la vida en cuanto al destino.

                Nietzsche y su filosofía tan atacada como bendecida por aquellos que se dicen espíritus libres, por aquellos que temen todo el horror de la tierra- por tener corazones débiles y cobardes- hoy tanto como ayer, el concepto de la “muerte de Dios” asombra, no por el grito que este representa en la época en la que vivió el maestro, sino por el eco tan estruendoso que hoy palpita en cada rincón de la tierra. Las horas que podemos contar con la filosofía de Nietzsche son pura luz, son pura valentía frente a la vida, un cinismo al extremo frente a la mente mojigata ya sea científica o religiosa, pues qué duda cabe que su pluma no tenía amor por la metafísica o por la ciencia como claustros para dogmatizar al hombre, sino que su arte era el de razonar: la de un razonar hasta el final, así este razonar cueste la vida. El constante debate acerca de la filosofía planteada por Friedrich encuentra muchos matices, entre ellos su vinculación con la política, pues es una de las más grandes preguntas que se suele hacerse por su obra ¿Es Nietzsche un filósofo político? Es más incluso para la llegada del super-hombre deben de considerarse espacios sociales, pues el Estado es connatural para el hombre[1], esta idea asumida por Nietzsche a través del planteamiento de Platón y Aristóteles nos lleva a la pregunta central ¿Puede ser la filosofía Nietzscheana un cuerpo político doctrinario? ¿Nietzsche planteó su obra de esa manera? Vayamos a indagar sobre el tema.

                En primer lugar me gustaría aclarar ciertos puntos que se deben de tener en cuenta para delimitar la postura de Nietzsche frente al planteamiento de la doctrina política, así uno de los puntos centrales es acusar a Nietzsche de proto-nacionalsocialista[2] bajo el argumento que el gobierno de Hitler a través de su política nacional de exterminio de las razas inferiores, como los judíos, y de la superioridad de la raza aria a través del desprecio de los débiles y la eliminación de compasión. El autor plantea, sin duda, un argumento centrado en la idea en sentido lato del adjetivo débil, presume (con gran ingenuidad) que el débil es el débil de fuerza física, el carente de tamaño, el pobre, el de otra raza diferente a la blanca, etc.  Es decir con un prejuicio enorme de aquello que la filosofía de Nietzsche conoce como debilidad, entonces cabe precisar que para Nietzsche la debilidad nace de aquellos que prefieren la muerte antes que a la vida, es decir, de aquellos que niegan el enfrentamiento directo con la vida a través de la religión, la ciencia, la política, el derecho y demás ¿Qué significa esto? Que el débil es aquella persona que refugiada en la religión, por ejemplo, se subordina a una forma de vida y con ello a aceptar que la “no vida” es decir la vida colectiva del esclavo es la mejor, en esto radica su esclavitud, en esto radica su debilidad, así la subordinación a una raza, religión o pueblo es sin duda la búsqueda de un porqué (este hecho reflejado en un actuar moral o de militancia partidaria[3]) totalmente metafísico inspirado en la fe, en el temor a vivir por uno mismo a enfrentarse a lo que el mismo Nietzsche llama Daseinskampf (la lucha por la sobrevivencia donde aquel que realmente puede enfrentarse a la tormenta puede llamarse fuerte), de esta forma la religión, el partido, la raza, el pueblo, la ideología se convierten en sustitutos de Dios, imágenes todo poderosas que sin ellas es imposible vivir, y cuyo último pilar es la fe, fe que resulta con todo algo metafísico, algo que no pertenece a la vida, sino que la niega, porque la vida misma a la muerte de Dios, carece de sentido, por lo tanto “el mundo es una aventura, no tiene finalidad[4]”. Sin embargo, el hombre opta por pretender creer que existen finalidades, como en el caso del nacionalsocialismo de Adolf Hitler, pretender que la raza y a través de la utilización de una doctrina de ingeniería social se podría llegar a felicidad de un pueblo, en este caso el alemán.

                La doctrina es entendida como el conjunto de postulados o creencias las cuales permiten que, en base a un dogma, se alcance un fin determinado[5]. Así las doctrinas de mediados del siglo XX predicaban a través de la ingeniería social la felicidad del hombre, por ejemplo el socialismo lo hacía con la llegada del hombre nuevo y la implementación del igualdad como fuente de la felicidad del hombre y del paraíso terrenal, el nacional-socialismo alemán lo hacía a través de la epopeya que viviría el pueblo alemán al reivindicar su nombre y status a nivel mundial tras los abusos cometidos por los victoriosos en la Primera guerra mundial, mientras que el capitalismo promovía que la felicidad colectiva llegaría con el consumo y la satisfacción de las necesidades básicas de todos los hombres que egoístamente y sin querer trabajaban para sí y beneficiaban también a los otros (la mano invisible), en fin. Observamos que la finalidad de cada una de estas teorías, las principales doctrinas que hasta ahora se ha tenido en materia política, apuntaban a la felicidad de hombre y cuando nos propongamos buscar el significado “real” de felicidad encontraremos que éste es totalmente relativo. Esta idea de la ingeniería social es en realidad un dogma un punto central donde descansa la totalidad de un quehacer inspirado en la “verdad”, la verdad para la filosofía de Nietzsche en un ataque contra la ciencia y su espíritu objetivo considera “la creencia en la ciencia sigue apoyándose también en una creencia metafísica, y a que quienes buscamos hoy el conocimiento, […] encendamos nuestro fuego en la hoguera que la levantado una creencias milenaria, que era también la de Platón, la creencia que Dios es la verdad, que la verdad es divina[6]”. Entonces la verdad como una sentencia para vida del hombre en sí su fosa su fin, esa es su gran cobardía.

                El hombre es un camino por recorrer, aún el hombre es sin duda una tarea por realizar, lo que la ingeniería social con su discurso por la creación y la culminación de un fin no podría contenerse en la filosofía de Nietzsche. Este hecho contempla que la guerra que quiere luchar Nietzsche a través de su filosofía no es la de la tierra, la de la economía, la sus territorios, la de su consumo, sino la de su anhelo el anhelo por ser buscar evitar, como lo menciona en Zaratustra llegar a aquel hombre- el hombre más despreciable- aquel que ya no pueda despreciarse ni sí mismo, es decir el hombre de la igualdad de aquel hombre no aspira más que al aletargado estado de tolerancia con su mediocridad con la ausencia de toda inspiración para creerse más para mirar con ojos de valentía su destino y solo acurrucar su temor en eso que se llama civilización moderna.

                 De este conjunto de enunciados planteados en el artículo podemos de deducir que la idea principal que destaca a la filosofía de Nietzsche es el nihilismo positivo. Esta idea de nihilismo se ofrece a partir de la reflexión que se hace tras el concepto de la muerte de Dios, es decir, frente a este hecho el hombre se enfrenta definitivamente a la nada como único camino, pues el único camino por recorrer es el solitario sendero de la responsabilidad sobre sí mismo sin la capacidad de encontrar un refugio para su miedo frente a la existencia, así se crea la idea del hombre reflejo[7] la esconde dentro de un sistema imaginario donde existe la igualdad, el perdón, la redención, la felicidad, pero también la decadencia que no permite desbordar al hombre de carne y hueso, quien se muestra tal cual con emociones y lo condena a un mundo armonioso totalmente inexistente[8]. Esta imagen que justifica los anhelos del hombre solo son cadenas para lograr su enfrentamiento directo con la existencia y así su superación lo que dentro de su filosofía ese el super hombre, de esta forma Nietzsche considera que dos de las herramientas para lograr cruzar esta cuerda tendida entre el animal y el super-hombre que es el hombre es la voluntad y la lucidez del razonamiento[9], vale decir, el razonamiento llevado hasta sus límites a través del ingenio y la crítica a lo que se estandariza como “lo correcto”.  ¿Qué significa la idea del nihilismo positivo? Para entender este término debemos de partir de la idea de compresión de lo que es la filosofía de Schopenhauer, maestro de Nietzsche, quien considera a la voluntad que actúa en el hombre como “un querer que quiere y no puede satisfacerse[10]la condena hacia la gran voluntad que solo desea querer, que solo aspira a obtener la nada, puesto que es imposible alcanzar lo que espera, así la única manera de eliminar esa voluntad es el ascetismo, a través de la compasión, la contemplación estética o la noluntad (vale decir la eliminación de la voluntad por ejemplo a través de la meditación para alcanzar el Nirvana)[11], la eliminación de la voluntad es la tarea del hombre en Schopenhauer. Sin embargo, en el caso de Nietzsche este hecho se invierte, la voluntad se convierte en la base que hará la propulsión para lograr el despegue del hombre del hacia fines más altos, esta inversión de la voluntad en Schopenhauer que significa un no a la vida, en Nietzsche cambia para decir por medio del nihilismo, que la vida puede convertirse en una lucha constante por la trascendencia, así el nihilismo en Nietzsche se convierte en un sí a la vida, con todo su sufrimiento y la muerte de Dios en un gran renunciamiento y una perpetua victoria sobre nosotros mismos[12]. Esta dimensión de la vida en la filosofía de Nietzsche se enmarca como la posibilidad única de enfrentarse al destino sin ninguna arma más que la voluntad del guerrero, quien- a pesar de lo minúsculo de su existencia- se enfrenta al destino, como un gran caos, donde no existe la posibilidad de rescate, sino la trascendencia sola hacia el super-hombre y del eterno retorno.

                La filosofía de Nietzsche, por lo tanto será ante todo un cuerpo que busque una contra respuesta a lo establecido como patrón y que este patrón de conducta detenga el progreso de la aristocracia de espíritu. La democracia representativa como tal es solo el gobierno de la muchedumbre donde se demuestra que un “Estado jamás se podrá manejar con inteligencia”[13]esta idea basada en la postura de Platón fue una de las ideas principales en la teoría de Nietzsche, así como al socialismo al calificarlo como “…un cristianismo degenerado. Mantiene, en efecto, su creencia en historia, traiciona a la vida y a la naturaleza, que sustituye a los fines reales con fines ideales y contribuye a enervar las voluntades y las imaginaciones”[14]. Tan igual como el embrutecimiento que se somete el hombre al brindar su vida solo a ganar riquezas o al exceso de trabajo dejando de lado el ocio y la voluntad creadora de arte. Así su filosofía considera la existencia de una “paideia restrictiva y antigualitaria”[15]la cual estará gobernada por aquellos escogidos por el arte, ya que el arte es “el exceso de la fuerza libre de un pueblo”[16], esto significa que la filosofía de Nietzsche tiene por tarea enfrentarse de manera directa a la tradición humanista y contractualista, donde en la primera se regresa solo al cristianismo y en la segunda se disuelve la voluntad al no dejar que el hombre escogido por su fuerza (ojo, entendamos fuerza como capacidad de enfrentamiento a la vida, no como fuerza bruta), pues al igual el conjunto de egoísmo de cada hombre no se da la posibilidad de alcanzar fines más altos sino que al brindarse el sinnúmero de derechos y “libertades” se le condena a la relativización de sus más altos fines y solo se desborda esta voluntad en el consumismo, propio del hombre de la post-modernidad. Así la filosofía de Nietzsche considera que el Estado no es sino a través del cumplimiento de los deberes, la obediencia y la búsqueda de la creación de la aristocracia del espíritu el encuentro con los más altos fines de la existencia del Estado y con ello de la humanidad que deberá ser dirigida por esa jerarquía.

                Entonces podemos observar que la filosofía política nietzscheana no es tan ingenua como para dejar un manual estrictamente elaborado, como doctrina, para alcanzar los fines de la aristocracia de espíritu, sino que Nietzsche en toda su obra deja sentado el debate para su instauración, este hombre capaz de enfrentarse a la vida tal cual y aceptar a través de su destino trágico la tarea de la construcción de la belleza es la búsqueda de toda la existencia es el dar algo más que nuestra humanidad. De esta forma, podemos destacar que Nietzsche no propone un cuerpo político en sí, sino que dibuja la necesidad de la construcción de esta Paideia centrada en los genios artistas es el fin de este Estado, un camino que no tiene el sendero marcado sino que debe de construirse al caminar, al enfrentarse a la vida en la responsabilidad de construirse uno mismo y no a la condena de quedarse atrapado en la figura del dogmatismo.
Como colofón:
                La vida transcurre como algo incapaz de conocerse hasta no vivirse, lo claro lo oscuro, el cielo, el infierno, la alegría y la tristeza, no son entidades perpetuas donde el hombre pueda habitar sino que su paso es constante y repetitivo en la vida. De esta forma, la vida se convierte en una suerte de largo experimentar, donde la tarea más ardua de su enfrentamiento es la capacidad creativa que se pueda obtener mediante la vivencia minúscula o grandiosa que podamos tener, esa capacidad de vivir y de crear por el mismo proceso de razonamiento de nuestra vida, es decir usar con toda la potencia aquella arma que por extraña sinrazón es propia de los hombres es su destino. La obra de Nietzsche se retrata así, Friedrich es un hombre que acepta su destino y eso se refleja en sus obras su discusión con Wagner, el desamor de Lou Andreas Salomé, el destierro que sufre en Sorrento y en Turín son hechos que constituyen su obra, pero que lo retratan como tal como un hombre que vivió la pasión al límite, no por error, sino para a través de ésta enfrentarla de manera que él mismo sea quien pueda comprobar hasta dónde podría llegar su pluma, ese era su deber como artista como hommo poeta. Y en ese recorrido tan extraño que puede ser la vida se dibuja en cada obra del maestro las estaciones con sus miserias y grandezas, pero el sorprendente hecho que encontramos es que la vida a pesar de sus largas montañas y profundos abismos es sin lugar a dudas un círculo repetitivo que al igual que las estaciones volverá como una feliz condena o en palabras del propio Nietzsche “todo lo que ha sido es eterno, el mar nos devuelve a la orilla[17]”,  esa es nuestra fuerza, nuestra posibilidad de convertirnos en dioses tal como un sueño en Dionisos.


[1] GÓNZALES VARELA, Nicolás, “Nietzsche contra Rousseau: la dictadura del Genio”, artículo extraído dela selección de textos de filosofía de la Familia Venero, 2010.
[2] MAYTA PINEDO, Ricardo. “Hitler y la base filosófica del nazismo”, [En línea ] http://larepublica.pe/blogs/libre-pensador/2012/04/14/hitler-y-la-moral/, (Consulta 25 de agosto de 2012)
[3] NIETZSCHE, Friedrich, “Humano demasiado humano”, Madrid, Mestas editores, 2ed., Pag. 90
[4] CAMUS, Albert, “Nietzsche y el nihilismo”, artículo extraído dela selección de textos de filosofía de la Familia Venero, 2010.
[5] Fuente Wikipedia.
[6] NIETZSCHE, Friedrich, “La Gaya Ciencia”, Buenos Aires, Gradifco, 2004, 1era Ed., P. 110
[7] CAMUS, Albert, Op.cit.
[8] Ídem.
[9] Ídem.
[10] SABATER, Fernando, “La aventura del pensamiento- programa dedicado a Schopenhauer”, [En línea ] http://www.youtube.com/watch?v=utEvoWbOUr0 Fecha de consulta (26 de agosto de 2012)
[11] Ídem.
[12] CAMUS, Albert, Op. Cit.
[13]  GONZÁLES VARELA, Nicolás. Op. Cit.
[14]CAMUS, Albert, Op. Cit.
[15] GONZÁLES VARELA, Nicolás, Op.Cit.
[16] Ídem.
[17] CAMUS, Albert, Op. Cit.

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