¿Se puede evitar el viraje de la universidad pública peruana hacia el soft power de la nueva izquieda?



Fernando de Szyszlo- "Sol Negro III" 
                La Universidad nacional peruana-  propensa a recibir los embates políticos y sociales que convulsionan a nuestro país, atraviesa por un  fenómeno de interesante análisis y de crucial manejo, si es que se pretende buscar encontrar en la universidad el centro del pensamiento y del desarrollo de los brazos ideológicos y prácticos de la sociedad en general. La estrategia político social que empapa el desarrollo del pensamiento de la universidad en su interior, es decir, la formación de los alumnos, la creación de cuadros con capacidad de liderazgo social y finalmente el forjamiento de los pensadores de la sociedad local y nacional  son realizados a través de los esfuerzos por mantener la estructura jerárquica (natural a la universidad desde su origen), vale decir el desenvolvimiento del poder que detentan las autoridades para administrar e instruir a los alumnos; hoy atraviesa por una nueva vicisitud, puesto que enfrenta una crisis institucional interna como externamente al encontrarse inmersa en el detestable trance del soft power[1] de la gran marcha hacia el radicalismo de izquierda.

                La conquista de las universidades por parte de la estrategia socio-cultural del pensamiento de izquierda es y ha sido uno de los principales centros de batalla para la formación de una  cultura de masa de profesionales de tendencia de izquierda, eso es lo que ocurre con la generación de profesores que dirigen los senderos académicos de facultades que están destinadas a dirigir el desarrollo político y social, como son la de Derecho y Ciencias Sociales, de la UNASAM. En ellas se ha perdido el sentido crítico, de los valores sociales instaurados para dar paso a una sosa imposición de las nuevas modas de pensamiento social como es el pluralismo, la defensa de los DD.HH (sin un compromiso con los deberes), la búsqueda de la gestación del alumno comprometido con la sociedad (pero solo de nombre), la apertura de debates acerca de la destrucción del orden jerárquico de la universidad, el cliché del alumno revolucionario y de clase popular, que es sin duda una de las muestra del atavismo fundacional de la universidad “Santiago Antúnez de Mayolo” de pretender que solo la universidad debe encerrarse en el llamado grito popular para resolver sus problemas y conformar cuadros centrados en el pensamiento ideológico de los 80 constituye, lo que un riesgo para el papel del universitario de hoy.  Los docentes que conforman el staff de preparación de los alumnos no buscan dotar al alumno de una postura crítica y reflexiva  sustentada en un sano análisis de la realidad, sino que se acoplan mansamente al itinerario brindado por el gobierno de turno, convirtiendo así a la institución en mediocre sin capacidad para fortalecer los valores tomados como guía de desarrollo o con la suficiente hidalguía para enfrentar una postura en contra del pensamiento de la gran marcha. De esta forma la universidad queda desamparada y a la sombra de la coyuntura nacional.

                La izquierda revolucionaria de los 80 enquistada en las universidades nacionales dejó como una de sus principales tácticas de supervivencia “el estado constante de guerra” que consistente en llevar al máximo la situación “aparentemente catastrófica” de la universidad en materia de administración, desarrollo académico y proyección social, para por medio de la presión de las “masas” (vale decir del engaño que el discurso político pueda realizar) llegar a tomar mediante medios de presión los poderes de la universidad; con ello se pretende dejar a la autoridad universitaria como un ente autoritario y sin capacidad de manejo sobre su desarrollo y “delega” a la decisión de las masas el rumbo de la universidad, cuando en realidad el poder recae desorbitadamente sobre su cúpula de dirigentes. Este  estado de guerra constante, no solo politiza y quita poder a las instituciones universitarias (como órganos de gobierno) sino que también impide el despegue de la tarea de fomentar un camino académico sólido, un claro ejemplo es el de su postura contraria frente a la acreditación universitaria. Además el estado de guerra constante busca mantener la ignorancia en materia académica y de realidad social, puesto que se opone férreamente a la instalación de estándares que mejoren la competitividad de nuestros alumnos, además que contribuye a enfrascar a la universidad en el conflicto de los 80, pues considera como única manera de sobrevivir resucitar los fantasmas de la guerra interna en el Perú.    Es lamentable que la respuesta por parte de la derecha (ya sea de cualquiera de sus ángulos) sea tan precaria dentro de la universidad pública nacional y- sobre todo en la UNASAM-, pues  son afectados por el cliché atávico de que la universidad corresponde sólo a las clases populares, se detiene y se limita a convertirse en una institución carente de oposición con capacidad de hacerle frente a través de movimientos estudiantiles fuertes y con capacidad de generación del cambio institucional, reforzando los matices de representación, salvaguardando las estructuras de poder y cimentando las relaciones entre sociedad y universidad que son las que finalmente brindan el desarrollo y la mejora de la institución.

                El descrédito de las instituciones representativas con  poder legítimo dentro de las del estado peruano- como las universidades- no tienen sólo su descredito en la gran marcha revolucionaria que busca dejar delegar cada vez menos el poder a un Estado con capacidad de llevar el orden de la mano con la libertad, sino que encuentra problemas graves en su centro mismo: la corrupción de las autoridades y funcionarios se convierte en una nefasta sombra que corroe a la universidad pública. Con autoridades débiles, puesto que carecen en definitiva de un compromiso ético para con la institución (a pesar de los títulos académicos que obtengan),ya que sin este compromiso la universidad seguirá siendo presa fácil de la politización de sus instituciones legítimas de poder, la sensación de una institución democrática débil[2] merma el crédito social que posea, entonces no sólo depende de la creación de espacios fuertes y sólidos dentro de la institución, sino también de sus autoridades y del compromiso que tengan éstas con la universidad.

                ¿De qué manera se puede viabilizar un cambio dentro de la universidad “Santiago Antúnez de Mayolo”? La elección de las futuras autoridades deberá de tener un riguroso sistema donde los asambleístas universitarios- que han sido escogidos por los alumnos- den a conocer por qué y por quién votaran, de forma que sus votos representen a alumnos en la elección de las autoridades de forma pública, previo debate. De otro lado, los órganos de gobierno, deben de convertirse en entes activos de la universidad, cumpliendo las promesas electorales, para así brindar un auténtico compromiso con la universidad, además de establecer controles necesarios para fiscalización de los recursos y emprender proyectos a favor de la investigación. Los grupos estudiantiles de derecha deben de dar una muestra clara y fuerte de activismo centrado en fortalecer al movimiento estudiantil, reforzar los cimientos filosóficos y científicos de la universidad para romper de con el atavismo de universidad popular. La tarea de la gestión universitaria pasa no sólo por delegar derechos, sino también de convertir a los deberes- tanto de estudiantes, administrativos y docentes- en parte del compromiso ético con ellos mismos y con la universidad.

                La universidad, tanto como las instituciones representativas del Estado no deben de ser atrapadas por el radicalismo de la nueva gran marcha, pues centros tan importantes como la educación pública universitaria, deben de mantener su independencia y delegar al Estado como rector del orden y de la formación de un ideal de país, por ello es tan importante que se resguarde la institucionalidad de la universidad pública lejos de la corrupción y el desinterés del alumnado en materia política.





[1] Extraído de: http://geviert.wordpress.com/2011/10/11/el-peso-estrategico-del-pluralismo-cultural-un-clasico-del-helmut-schelsky/, “El peso estratégico del pluralismo cultural un clásico de Helmut Schelsky”, Giovanni B. Krähe, Im Gievert-blog. 30/10/11
[2] Extraído de: http://www.larepublica.pe/columnistas/punto-de-vista-steven-levitsky/instituciones-politizadas-y-como-combatirlas-24-10-2011 “Instituciones politizadas y cómo combatirlas”, Steven Levitsky, Diario La República- edición online, 01/11/11.

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