Repentino viraje al oeste

Noche sobre el mar- Concepción Zárate
Cuando el mar arreciaba la locura del espíritu,
cuando sumergimos la última gota de nuestra amistad
sobre el pasar intempestivo del silencio,
te disfrazaste de aurora, doncella de frías manos.

Cuando quisiste por el remanso
curar el fatigado corazón de sombras
revestiste la madrugada de otros cielos
hablaba tu voz, de otra piel tenían necesidad
tus frías manos.

Cuando fijamos nuestra orilla,
el mar golpeaba nuestras huellas,
y ambos mirábamos aquel abismo azul
que el dolor dibuja que el amor purifica
para volvernos desconocidos en la intimidad
de una voz que idolatra el pasado.

Partimos entonces en direcciones opuestas,
repentino viraje al oeste y dejaste sobre mí
retazos de ti. Me ocultaste la luna,
pero me diste la llave de un argento sol.
Partí de ti hacia el mar profundo,
así nunca lo sepa tu corazón.

Sonreíste, entonces como para olvidar
todo lo vivido, disfrazaste  el corazón
de un erial que espera el amor de la lluvia,
pero que descansa sobre un desierto frente a ese mar
que nos vio morir que nos verá resucitar.

Comentarios

Entradas populares