Corazón humano



Azul, vuelve el céfiro a coronar la soledad,
la llama que arde silente en el horizonte
calma viejos espíritus que ayer bramaban sueños.

Las luces brotan pálidas por entre las ramas,
seco el bosque de día, se baña de oscuridad el corazón,
camina por prados invisibles, intenta respirar el amor.

Supo alguna vez que existe una tarde, reflejo de historias,
se cubrió de melancolía, como rescatar de sí un réquiem
escondido, se mintió por pensar la soledad del otoño.

Aquí entre frío aire y las montañas, el corazón
se agita, violento y veloz, surcando espacios  ayer vividos.
Espera -quieto y sereno- encenderse, recordar su luz,
pero olvida la mentira: es un corazón humano
y no el sol del día.

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