Opus




La catarata artificial zigzaguea su piel,
sobre un suspiro se distorsiona la noche
y el tic tac del reloj brota sobre su piel,
cuando un sonido líquido se apodera
de la habitación son un cuarto para las tres.

Allá en el cielo la indiferencia total por una
sombra que eclipsa la luna y las carcajadas
de las estrellas explotan en un manto de diamantes:
se hace el milagro la música entre los hombres.

No se naufraga en los sueños por solo
hacerlos esperar, no se canta la melancolía
por el retoñar de nuestras muertes,
no se siembran estacas en el corazón si
no se pretende dormir sobre una venganza.

He aquí los frutos del olvido: la fotofobia
al futuro, a la creación de manos incandescentes
que alzaban trazos de imperios sumergidos
en la tranquilidad de un domingo.

Zigzaguea el corazón al destino,
se repite el rito sereno al altar de la costumbre,
como llorando, como gimiendo una eternidad
que nos es negada por ausencia de luz.

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