El camino hacia una paideia santiaguina: el reto de la formación de líderes en nuestras facultades de letras en la UNASAM


El forjar una casta de líderes (políticos, sociales y académicos) dentro de nuestra universidad depende hoy más que nunca del grado que podamos entregarles en la preparación como profesionales una serie de medidas- oportunas y urgentemente necesarias- por las cuales debemos, como alumnos de pre-grado en la UNASAM, instaurar en nuestras diversas facultades (en su mayoría de letras) es la construcción de una sólida formación en los cursos generales. La inversión que se realiza dentro de la universidad en materia de formación en los cursos ha sido y es ciertamente catastrófica, pues no se conduce al alumno hacia una formación integral sino que se pretende creer que el alumno cuenta ya con esta formación desde el colegio, lo cual sabemos es completamente falso. No solo esto sino que el alumno que ingresa a las carreras de letras (pues son los más indicados para dirigir la política y la producción escrita en la universidad) no son rigurosamente formados en la producción de textos, en la adecuación de sus ideas para la formación de cuadros políticos serios, y menos aún para la argumentación seria y calificada que tanta falta hacen para competir contra la ignorancia, el engaño y la corrupción que abundan en nuestra región.

                La formación integral de nuestros cachimbos pasa por la lectura de textos serios y que puedan contar de manera adecuada la historia de nuestra patria, olvidemos de una vez el cliché de universidad proletaria, orgánica y progresista, que hasta el día de hoy solo ha ocasionado dogmatismo y el entrampamiento de nuestra universidad en los 80, pues es lamentable que aún ciertos “catedráticos” no promuevan una clase con un sano debate de diversas posturas en torno a la historia del Perú y solo propongan el desgastado discurso, con ritmo a la Internacional socialista. Es importante brindar al alumno nuevas herramientas en materia de textos, el internet y su adecuado manejo, son cartas fundamentales para proveer a los alumnos de información fresca y seria para así abrir un abanico de posibilidades que permitan al alumno definirse en una postura acerca de política y la historia, pues es increíble que en facultades como la de Derecho no se lean textos tan importantes como la historia de la República de Jorge Basadre o el Informe de la CVR de forma obligatoria. El enfrascamiento en una política nula de formación de cuadros para así potencializar los conocimientos de los alumnos pasa por el clásico argumento ad nauseam de ciertos catedráticos al decir que no tienen los suficientes medios (libros y materiales) para poder brindar a los alumnos una formación adecuada, pues es evidente que la desidia es una constante en profesores que no actualizan sus conocimientos ni brindan materiales de lecturas constantemente al alumno. Considero que una de las salidas es la participación directa de los alumnos, pues la participació como asistentes de cátedra ad honorem y la preparación de textos e investigaciones sobre temas tan importantes y cotidianos como la historia de Huaraz son escasos y nulos como producción de nuestras facultades de letras.

                Para lograr este fin, el de ir generando producción escrita e investigación seria en nuestra universidad parte- en primer lugar- de dotar al alumno de una adecuada formación en materia de lectura (tan simple y sencillo como de generar el hábito de lectura en los alumnos a través de constantes controles de lectura y la publicación de materiales de enseñanza aprendizaje); sin embargo, no podremos ganar este espacio si es que de por medio no llevamos al alumno a la producción constante de textos- pequeños y medianos pero de calidad-, pues es lamentable que la producción media de los alumnos en las facultades de letras en artículos y críticas sea nula en internet acerca temas coyunturales o estructurales sobre los problemas que aquejan a su localidad o a su universidad en blogs o páginas de la internet, menciono con cierta pena que lo que campea en la internet por parte de malos elementos de nuestra universidad sea el discurso ampuloso en adjetivos, la retórica vulgar y bravucona de unos cuantos que siguen creyendo que la UNASAM es terreno para terroristas y de algunos caudillos, de mala muerte, que pretenden hacer investigación copiando textos de columnistas de periódicos de circulación nacional.

                La carencia de una producción sólida parte sobre todo de la idea errónea de muchos profesores de menospreciar el potencial de los alumnos y- por sobre todo- de envenenar el espíritu de nuestros cachimbos con lecturas tan nauseabundas como mediocres como los son “quién se ha robado mi queso”, “el Delfín” y sabe Júpiter qué otras atrocidades son tomadas como lecturas propias para la formación universitaria, pues envilecer el la formación del futuro de la región a través de lecturas de autoayuda es un crimen que muchos profesores en la UNASAM aún no han pagado. Nuestros alumnos requieren de forma precisa de un sólido conocimiento en ortografía (solo demos un paseo por las redes sociales para ver cuan mal estamos en este aspecto), exigencia en la producción de textos de opinión fundamentada (el citado debe de volverse en regla general para cualquier trabajo y su omisión debe de castigarse con un proceso disciplinario o la suspensión del curso) para así generar conciencia crítica desde los primeros ciclos. Además debe de darse un enfoque que dé prioridad a la capacidad argumentativa que será obviamente fruto de la investigación a través del citado obligatorio, así como debe de buscarse medios para la difusión de los mejores textos de investigación.

                Siempre he sido un fiel creyente de que la universidad si desea evitar el deterioro de la institucionalidad y el reforzamiento de sus bases organizacionales debe de hacerlo mediante la intervención a través de la información, es decir, la universidad debe de promover un clima de conciencia social, además del conocimiento de los derechos y deberes del estudiante, tanto como el status de universitario (los alumnos conscientes de la UNASAM estamos hartos que se vea a nuestra querida alma mater como un centro de barbarie dedicado a huelgas y toma de locales), pues los alumnos debemos de seguir una política seria para hacer que nuestros alumnos nuevos conozcan sus derechos establecidos en el estatuto de nuestra universidad así como se debe de promover eventos que den a conocer la importancia de la política universitaria, como arma contra la corrupción de autoridades, así como fuente del robustecimiento del movimiento estudiantil, el cual requiere de cuadros capaces y con visión crítica y sustentada de la problemática universitaria. Es hora, amigos míos, que dejemos atrás el caballazo político, la mala maña que pretende encubrir bajo un discurso aparentemente plural y “políticamente correcto” las gollerías de malos líderes estudiantiles que destruyen la confianza, desmerecen las instituciones y quiebran el espíritu académico de nuestra universidad para instaurar en su seno la anarquía.

                Uno de los retos más grandes de la universidad, sobre todo de los movimientos políticos, de los alumnos académicos y de los círculos de estudios es lograr que nuestra producción, una vez que obtenga la suficiente formación en las cuestiones básicas antes mencionadas, puedan lanzar una revista propia un lugar donde el santiaguino pueda verter su opinión, pero con la certeza de hacerlo argumentando adecuadamente y con la firmeza de convertirse en una voz respetada. Para lograr esta gran tarea debemos de partir con la creación de revistas virtuales, es evidente que los primeros números deberán de ser artículos de profesores y profesionales reconocidos, pero que comprometan sus trabajo con la UNASAM que busquen los medios para solucionar problemas sociales y académicos, así como para gestionar nuevos senderos en materia política y académica a nuestra universidad. La producción de revistas virtuales es prácticamente gratuita; sin embargo, requerimos de soportes de internet de buena calidad y con un funcionamiento constante como para lograr que nuestras publicaciones lleguen a la comunidad en general. Es hora pues de organizar equipos de profesores y alumnos que puedan darnos esa satisfacción.

                Finalmente, el forjar una paideia es principalmente la formación espiritual de nuestros alumnos, pues blindar la ética del santiaguino, convertirlo de a pocos en un ciudadano respetable, con voz y accionar correcto sobre la sociedad y que sus decisiones sean producto de la reflexión encumbrada hacia el mejoramiento de la universidad- y no solo al uso de la política como un arma de interés personal-. La enseñanza del respeto de las instituciones y la búsqueda de su consolidación son una evidente y necesaria estrategia para brindar al alumno una clara visión sobre lo que hoy necesitamos, el respeto a la autoridad (a la buena autoridad) y la condena sustentada y sólida frente a la corrupción debe de ser impartida por las autoridades estudiantiles, así como por los movimientos políticos que deben de tener en su agenda una clara postura sobre la formación de los cachimbos. El forjar de la paideia es una lenta travesía por la formación ética y el compromiso con los ideales de la universidad, pues su desarrollo cabal debe de tener como escudo sólido una formación filosófica integral, una postura firme y clara sobre el patriotismo y el proyecto del Perú (una patria libre, pero respetuosa de sus instituciones y de su esencia como tal), la paideia santiaguina debe de inspirar su norte en el mejoramiento de la calidad humana del egresado que tenga, cada vez más compromiso con la universidad, cada vez más consciente de que el buen gobierno se inicia con una política clara y limpia, que la crítica se hace desde el conocimiento de la realidad y su vinculación estratégica con la filosofía y la literatura y que no se logrará la evolución de nuestra universidad, ni menos aún el tan ansiado liderazgo a nivel del norte de país, si es que desde hoy no apuntamos hacia esta gran misión que tal vez no sea compartida por todos, ni menos aún sea el deseo de todos, pero sí el anhelo de aquellos en los que anida el espíritu de la meritocracia y la construcción de una sociedad huaracina coherente y orgullosa de lo que representa.

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