Entre marchas y contra marchas


Protesta-  Oswaldo Guayasamin

                Resuena como ayer fuerte, pálido, tácito y conmovedor. Todos aplauden todos lanzan a ganador, quién está ahí con nosotros, responde el eco, el pueblo de Áncash. ¡Qué defendemos? Responde, lo embravecido de la masa, al pueblo de Áncash. ¿Quiénes somos? Pues parte del pueblo de Áncash, quién es afectado por la lucha algunos pocos que cayeron a manos de la policía. Quién ganó esta lucha: sólo unos cuantos que hoy tienen en su mira postular al congreso.

 
                Lo recuerda, señor lector, las marchas contra Álvarez en ese sediento grito de justicia, el anhelo de sacar adelante una región sin corrupción o por lo menos eliminar la que ya se ha instaurado; pero resuena- como el eco siniestro de una pesadilla interminable- el caudillismo que divide y fracciona todo, que enciende la pradera pero no sabe dirigir sus llamas hacia el objetivo final y se extingue por la lluvia de la apatía. Cuánto hemos perdido entre gritos, tomas de pistas, marchas y contramarchas, cuánto hemos ganado después del primer golpe que parece definitivo como preámbulo de la marcha de un pueblo que quiere su mejora y ver que al tercer día en vez de resucitar de entre nuestros escombros y el desaliento somos enterrados bajo los candados del silencio. Se preguntó lo mismo que yo, se preguntó por qué las marchas no tienen el efecto que deben de tener a nivel nacional para que se escuche nuestro reclamo. Este artículo intenta de alguna manera esbozar el porqué de nuestra errata constante como una sociedad que pretende reclamar sus derechos y el buen gobierno.

                Tenemos que entender primero que la política regional y nacional viene cambiando de manera general en todos sus ámbitos, más aún en una región con mayores ingresos, y es que analizar el fenómeno que se viene dando en nuestra región y en general en la mayoría de regiones del país apunta a una transformación política, pues el menú  electoral se vuelve más variado al entender que la carrera política es más atractiva por el presupuesto alto en materia de recursos económicos en las regiones del país[1]- cabe resaltar que una de ellas es la nuestra. Este hecho de aumento de candidatos hace que nuevas tendencias de todo corte entre a competir, sabemos por experiencia que no todos son postulantes que tienen una postura ética adecuada para los lineamientos de responsabilidad con la gestión regional y municipal; este es el primer síntoma de la realidad política de las regiones y las municipalidades. Otro punto a destacar es el hecho de que al aumentar el abanico electoral también aumentan los intereses por parte de empresarios- algunos con una forma de trabajo no muy clara a los ojos de la buena administración- éstos, como es sabido, entablan “negociaciones” con los candidatos así nuestros candidatos representan grupos de poder que acceden a los órganos de gobierno. Esta conversión de capital económico en capital político[2] genera campañas con gran aporte de dinero en diversos movimientos, esto hace que existan campañas millonarias- como se calificó la del virtual alcalde de Huaraz, Vladimir Meza- luego la tendencia es que estas campañas grandes consoliden su victoria[3] por el impacto mediático que ofrecen a un conjunto electores sumamente desinformados sobre materia política.

                Hasta este punto de la reflexión entendemos que gran parte de la lógica de la corrupción y el “mal gobierno” se debe claramente a lo tentativo que resulta ser autoridad regional o municipal en un espacio donde se pretende hacernos creer que el cemento y más cemento es igual a desarrollo y que toda obra de tendencia ecológica, educativa o social es sólo pérdida de tiempo, porque la alteración que produce el cambio del panorama por parte del cemento ante nuestros ojos es sólo eso un mero chispazo que acusa a nuestros ojos de malos receptores del en profundidad de la realidad de la región. Entonces si Ud. votó de buena fe por aquel candidato de una campaña con bombos y platillos, su compromiso no acaba aquí, su tarea recién inicia. De qué manera Ud. ,se preguntará, se puede lograr fiscalizar a un gobierno  entrante o sacar a un gobierno que no cumple con los requisitos ni de carácter administrativo ni de carácter moral como para seguir comandando la región. La respuesta llega de la mano desde el mismo proceso democrático que nos sirvió para elegir a los actuales gobernantes, pues cabe señalar que para lograr un auténtico clima democrático también es necesaria la institucionalización[4] de los valores e instituciones democráticos y ello incluye una participación efectiva de la ciudadanía civil en las cuestiones de gobierno, por qué, pues porque Ud. es el primer afectado por cada obra que se haga de manera inadecuada. Usted dirá seguramente que resulta tonto salir a la marchas o participar en la vida política porque ella está corrupta, pero nunca la cambiaremos si Usted no es parte del cambio si Usted no genera ese chispazo de participación para generar el clima del cambio. Si Usted se muestra escéptico porque considera como yo que poca gente lee sobre estos tópicos, pero inténtelo Usted que sí lee y que sí participa con sus lecturas de la vida pública de la región y de la ciudad.

                 Ahora bien hasta aquí hemos esbozado el problema nuestra gobernabilidad y de cómo la participación nuestra es esencial para que el proceso democrático se consolide a favor de todos y todas  de las zonas rurales y los de las zonas urbanas, pues a mayor desarrollo del capital humano y a mayor reflexión sobre la función pública lograremos armonizar la gestión de nuestra ciudad y región en pro de la mejora de la calidad de vida de todos los ancashinos. Pues la institucionalización democrática de la sociedad civil pasa por una reflexión y crítica constante del trabajo de las autoridades y no del derramamiento inútil de sangre de vidas de jóvenes estudiantes, como lo plantea el pensamiento truculento de algunos dirigentes de izquierda radical, ya que si tanto pregonan la necesidad de un cordero de hecatombe, entonces deben ser ellos quienes deben de ir al frente e inmolarse para la consumación del rito de su fanatismo anacrónico y no tirar la primera piedra para luego esconderse bajo las faldas de su discurso abigarrado.

                Sin embargo, tenemos otro síntoma dentro de nuestro entorno político. Tenemos que lamentar que el caudillismo o en este caso el personalismo sean los que dirijan las filas de las marchas. Recuerdo que costó mucho trabajo unir por un solo día a muchas personas para la realización de nuestras marchas. Por una parte entendamos que este hecho de que sólo algunos oportunistas que bajo el tutelaje de los intereses del pueblo intentan convertir las movilizaciones en un trampolín para su lanzamiento al congreso, un caso realmente bochornoso y que fue uno de los detonantes para que las marchas sucumbieran ante el olvido y la desorganización. Obviamente que al analizar esta realidad de hoy reconoceríamos que este efecto trampolín no existiría si Usted ciudadano se uniera, pues nadie más justo y puro que los intereses del pueblo para con las cosas públicas, porque como tantos que salimos a las marchas lo hicimos de buena fe y no apoyando caudillismos para abonar algo más de palestra para el futuro nacimiento de un otorongo. Conviene resaltar que todo movimiento estará encerrado dentro del mismo seno de los intereses de la ciudadanía, pero de ningún modo que estos sirvan de motivo para la ejecución de los planes de un movimiento político con miras a candidatear de ahí se puede entender que los movimientos y sus líderes- ayer tan comprometidos con la causa- hoy sólo sean fantasmas políticos. Esperemos otra reacción de nuestros ciudadanos, pero hagámoslo fomentando la conciencia de todo aquel que quiera ayudar.

                Si se hace las marchas obtendrán otro matiz, pues nuestra causa es justa y nuestros medios de marcha son pacíficos, no deseamos incurrir en la lucha cargada de violencia innecesaria o protagonismo de dirigente radical, pues no pretendemos que nuestras vidas se extingan en el afán vacuo de que mediante la violencia conseguiremos nuestros objetivos, nuestros medios son más pensados y por ello nuestra tarea es más reflexiva y contundente. Esa debe de ser nuestra mira ciudadano.

                Finalmente, al evaluar los procedimientos decisionales que hoy en día tenemos los ancashinos no sólo basta con la asistencia masiva a una marcha, si está es necesaria, pues lamentablemente muchas de las facciones que invocan para este tipo de marchas tienen intereses de corte individualista o peor aún sirven de caldero para la muestras violentistas afincadas en el resentimiento de unos cuantos. Por este motivo la participación ciudadana no sólo debe abocarse a las marchas sino también al uso de medios legales como los recursos de quejas frente a algún abuso o al constante estudio de los proyectos a través de las páginas de transparencia de nuestras entidades públicas a nivel local como regional, así como también a velar por el cuidado de las obras y no permitir los abusos por parte de autoridades, pues estamos en uno de nuestros derechos el de salir a protestar, pero también es nuestro deber el velar por el correcto funcionamiento de nuestras organizaciones públicas.
               


[1] Recuperado de: http://martintanaka.blogspot.com/2010/10/elecciones-regionales-y-municipales_25.html- “Elecciones regionales y municipales 2010”.
[2] Recuperado de: http://martintanaka.blogspot.com/2010/10/elecciones-regionales-y-municipales_25.html- “Elecciones regionales y municipales 2010”.
[3] Ibidem.
[4] Recuperado de: http://www.youtube.com/watch?v=XslNOt4Lb_Q&p=8817AEB9BB578E5B –“ El crecimiento económico en las regiones”.

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