Memorias



Me perdí sobre el aguacero,
la vía láctea de sueños que se dibujaba
por algún cielo huérfano de esperanza.


Pero la necedad de la vida puede
inventar colores jamás esperados,
puede crear estrellas jamás adoradas.
Fui parte de otros senderos,
de caminos que se recorren en silencio,
de palabras que acompañan cambios.

Fui  y eso se estancó en un pedazo de invierno.
Canté, grité y respiré. Por calles llenas
de laberintos, por rostros y palabras.
Me hice cómplice del humo y el azar,
de las cartas y las confesiones.

Fui testigo de la derrota, pero amante de la victoria.
Supe de la historia de hombres
de audaces ráfagas que escriben
los espíritus, de manos que se levantan,
de voces que se pierden en el vacío
y al final de toda tragedia y de toda derrota:
solo saltar al laberinto de la repetición.

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