Gaya



Te sueño: tus pasitos sobre la alfombra,
la ansiedad de la ilusión que no derrite el mediodía,
tu color de nieve, tu melancolía genética.
Me río sin saber de tu camino,
sin saber qué oscurece el azar.

Volver a vernos, sencilla  e imposible fórmula,
como si el por siempre alcanza ante tanto amor,
como si de por medio existiera un rincón de esperanza:
se espera la nada, pero con voluntad inquebrantable.
Se teje un recuerdo vacío y se escarapela el cuerpo
de momentos, de llantos, de misterio y de soledad.

Y si un “te recordaré” no me alcanza.
Como si fuera una condena busco espacios
donde escribirte, razones para no ocultarte
aunque el tiempo me abrace en el olvido.

Y así es como de barro está hecho el recuerdo,
como una condena de los dioses que nos forjaron,
así desapareces, así apareces entre algunos llantos
como si olvidar fuese el mejor regalo.

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