Las manos sucias en la política: ¿Es posible gobernar limpiamente?

La muerte de Marat



Las manos sucias”, un texto del filósofo Jean Paul Sartre[1], es una herramienta útil a la hora de esbozar el significado de la política en su real dimensión. Un verdadero argumento trágico que define los linderos de lo que es la política real: su pragmatismo y su plena necesidad de poder. El análisis al cual nos lleva Sartre, pasa por una revisión de las estructuras de política como un sistema pragmático de ahí el adagio: “no se puede hacer política sin tener las manos sucias”, frente a este detonante cabría preguntarse, entonces si existe la posibilidad del poder ¿Qué es el poder? (entendemos que existe un gran debate sobre el poder, pero trataremos de acuñar un sentido determinado para poder desarrollar el texto)Para este fin, nos ayudaremos del concepto de poder de Michael Foucault con la idea de poder rebaño, a partir de la frase “el poder es el pastor del hombre”[2], donde las relaciones de poder parte de la creación de control sobre un determinado grupo de hombres que se encajan en un determinado poder el cual los guía en sus actos, condiciones y perspectivas para la vida. En el desarrollo de los personajes de esta obra de teatro tenemos principalmente a dos Hoederer y Hugo, el primero el líder del partido del proletario en el país imaginario Iliria y Hugo (el camarada Raskolnikov) un miembro del partido del proletario de ese país. Los sucesos ocurren en la segunda guerra mundial donde el Regente del país Iliria (país de Europa central) se encuentra en una encrucijada: los alemanes, aliados al régimen están perdiendo la guerra, y los gobernantes de este país buscan una alianza con el partido del proletariado local y con los agentes que apoyan a EE.UU (los liberales) para de esta forma evitar que la intervención del ejército rojo se haga en un contexto de una coalición en la cual participen los conservadores, los fascistas, los socialistas, los social demócratas y los liberales. Evidentemente, desde un punto de vista de los principios del partido del proletariado es una cuestión imposible pretender negociar con los conservadores y los fascistas, pues estos son aliados de los alemanes, ya que una alianza como esta vulneraría los principios por los cuales están luchando los socialistas del partido (postura que tiene Hugo); sin embargo,  Hoederer, líder del partido local, piensa que es posible realizar una alianza con estos sectores para así  encaminar al partido en un futuro a tomar el poder luego de finalizada la guerra.

                Las dos posturas descritas pasan por ser analizadas en la obra: por un lado está la de Hugo, un hombre que siempre se ha adherido a lo que diga el partido, pues al ser de un origen de familia rica solo se ha convertido en un intelectual deseoso de poder accionar en el partido de forma diferente a la solo escribir, precisamente, por tener esta característica de hombre intelectual, aferrado a la doctrina del partido a través de la  práctica de la doctrina, donde lo que mande el partido deberá de realizarse. Del otro lado, está Hoederer, un hombre pragmático que ha aprendido a lidiar con los problemas políticos y conoce el funcionamiento real del partido (sus disputas personales por poder), de trato frío y directo sabe que “el fin justifica los medios” y por ello considera al partido solo como un medio para llegar al poder. Así ambos cruzan sus caminos cuando a Hugo se le pide que realice una operación encubierta que acabaría con el asesinato de Hoederer, por intentar negociar con los hombres del gobierno, y es precisamente donde se desenvuelve la trama. Si bien es cierto no contaré la obra de teatro, pero sí extraeré partes importantes de esta para explicar este problema ético.
                ¿Qué son los principios políticos? De una forma, superficial de explicarlas, vendrían a ser un conjunto de guías que permiten al hombre seguir un determinado camino para alcanzar un fin. Así y practicando lo que dice la doctrina del partido se podrá llegar a un fin, por ejemplo, la desaparición de las clases sociales; de esta forma Hugo se lanza por la prédica y la práctica de estos principios que rigen su vida, su accionar y por ende también considera él que debe de ocurrir lo mismo con los demás del partido. En efecto, sin los principios políticos como guía del comportamiento del hombre no podría existir una ideología los cuales deben de ser aplicados ¿En extremo? A tal punto que la vida de otros hombres no tenga más sentido si no cumple el código de comportamiento. Este dilema político encuentra su antípoda en Hoederer, quien es un hombre pragmático que está dispuesto a negociar con el enemigo a fin de que en algún momento se pueda obtener un beneficio para la causa (en el caso de los socialistas la ascensión al poder) a costa de lo que los principios digan, que indudablemente, le indicarían que no es posible gobernar si es que de por medio no se ensucian las manos pactando con el enemigo o más adelante como ocurre en la historia asesinando a alguien en nombre de otros o de un ideal. Es precisamente en este problema moral donde aparecen dos tipos de personalidades en conflicto el absolutista que sigue la propuesta deontológica y el utilitarista quien solo se preocupa por lo que pueda ocurrir, mas no por lo que se hace en esos momentos[3], de ahí que encontremos los límites a estos dos casos en dos diferentes polos de la moral, ambas expuestas de donde se traduce la ética de la convicción y la ética de la responsabilidad.

                Hugo responde a la ética de la convicción de donde su accionar solo corresponderá al alcance que puedan tener sus convicciones así cuando se propone la ejecución de Hoederer lo hará, puesto que el partido se lo pide y de acuerdo a sus ideales; sin embargo, Sartre complica más la historia al entender que la decisión que toma Hugo de asesinar al líder del partido no pasa solo por la ejecución, sino también por los motivos que llevan a Hugo a hacerlo de forma que la soledad de la acción se traslada al accionar de Hugo, pues se enfrenta que su decisión no tiene un sustento personal sino que se funda en la opinión y la elección de otros (que ahora se encuentran ausentes) por lo tanto luego de la ejecución de Hoederer el vacío que enfrentará Hugo será enorme pues su accionar estuvo fundado en una decisión de otros que solo tenía para él un valor emocional. Así la ética de la convicción para Weber[4] se muestra como “parte de un sujeto que genera desconfianza”, pues es fácilmente amoldable a lo que el grupo diga o pueda ejecutar o sencillamente serán una explosión de un impulso que será ejecutado para satisfacer un ideal vacío.
                De esta forma la política de las manos sucias tiene su desenlace en la práctica del  político que tiene que ejecutar una acción trágica para poder mantener el poder o para lograr alcanzar un bien mucho más alto en una ponderación. Por ejemplo se coloca un ejemplo sobre un líder terrorista que ha sido capturado cuando se ejecutaba un plan para estallar bombas en diversos lugares públicos, estas bombas estallarán inevitablemente matando a muchas personas para lo cual se pide al gobernante dar la autorización para torturar al terrorista a fin de confiese dónde han sido colocadas las bombas; para evitar la explosión  y la muerte de muchos ciudadanos el gobernante accede al permiso para torturar al líder terrorista manchándose las manos al ejecutar esta acción con tal de salvar a los ciudadanos[5].

                ¿Podemos encontrar entonces que la política por más que se diga limpia y digna siempre tiene un lado oscuro?  Cuando Hoederer encara a Hugo le dice no estaba arrepentido de haberse manchado las manos de sangre y lodo y por lo tanto que era imposible gobernar siendo puro. Esta reflexión nos lleva a otro punto más ¿Por qué sabiendo que para gobernar se debe de romper los principios Hoederer no renuncia a este poder y continúa en el liderazgo del partido? La respuesta pasa por una cuestión personal: la idea de poder que se convierte en un placer, el hecho de mandar sobre otros, de mantener el liderazgo sobre los otros se convierte en una constante para elegir la utilidad, como lo menciona Walzer en su análisis sobre esta obra de Sartre que cuando una persona decente entra a política para poder realizar una reforma debe de comprender maquiavélicamente cómo no ser bueno[6]. Para el análisis de Walzer el poder llevar a las personas del conjunto de comportamiento patrón, evidentemente moral, a una nueva estación donde ejercer el poder político implica adoptar comportamientos no “buenos” y es precisamente donde el hombre criado desde un punto de vista de prácticas moral comprende que debe de renunciar a éstas de una forma racional para obtener la victoria[7].

                El juego se complica aún más al final de la historia, pues Hugo- de acuerdo a sus convicciones- mata a Hoederer, pues este está dispuesto a negociar con los conservadores y los fascistas lo cual es imposible para los principios del partido; sin embargo, y años más tarde luego de haber cumplido condena en la cárcel Hugo conversa con Olga (una camarada del partido) quien le comenta que la política del partido desde la URSS fue la de establecer negociaciones con los conservadores y los fascistas para llevar un gobierno liderado por el partido del proletariado en Iliria. De esta forma, el asesinato de Hoederer fue un acto hecho en vano se convirtió en algo vacío sin valor más que el arrepentimiento de Hugo, mientras que lo que comprende Hugo es que solo fue usado como una pieza más que ejecutaba acciones más grandes donde los principios solo eran articulaciones de algo más grande el poder que detentan los hombres; frente a esto los principios serían un lastre al momento de la real ejecución de los actos políticos, los cuales carecerían de valor real, ya que el poder está sobre ellos; sin embargo ¿puede el hombre vivir sin estos principios es capaz de soportar el peso entero del poder? ¿Es la victoria y la tenencia del poder lo que satisface el deseo del hombre o es acaso la concretización de sus principios el fin de su accionar? El dilema está planteado, solo la experiencia podrá darnos la respuesta aunque luego de obtenerla quizá nuestras manos estén demasiado sucias.


[1] Este es el link donde pueden encontrar el texto: http://humanidades.uprrp.edu/smjeg/libretos/S/Sartre,%20Jean%20Paul/Las%20manos%20sucias.pdf
[2] Véase el video de José P. Feimann en su programa “Filosofía, aquí y ahora”, http://www.youtube.com/watch?v=gMxHeWkSs4c, visto el 10/12/12
[3] LÓPEZ RESTREPO, Andrés, “El problema de las manos sucias en la política”, Extraído de: http://168.176.26.17/recipo/sites/default/files/file/Numero2/7.%20Manos%20sucias%20y%20politica.pdf, visto el 11/12/12
[4] Ídem.
[5] Ídem.
[6] Walzer Michael, “Political action: the problem of the dirty hands”, Extraído de: http://people.duke.edu/~nrt/Walzer2.pdf. Visto el 11/12/12
[7] Ídem.

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