¿Huaraz es posible como paraíso natural?




El paso sereno, firme, la mirada atrapada en un cielo de un azul inexplicable, la certeza de la inmortalidad en el aire, al soplar silenciosamente el aire frío de la sierra, la silueta de la noche cubre las montañas: habita en el ocaso una fe, un derrotero que ilumina la guía de la noche, los espacios que nos vuelven silenciosos admiradores del tiempo y otra vez la fortuna girando sobre este espacio mágico que la mano del hombre no oculta que nuestra dejadez opaca y nuestra indiferencia asesina ¿Qué es Huaraz como ciudad?

                La misma historia sobre el paso a la modernidad, el resquebrajamiento cliché sobre el terremoto y consecuencias tan advertidas por la destrucción de una ciudad endeble en medio de una zona sísmica, son argumentos trasnochados ideas enfatizadas en un medio donde lo que abunda es la mediocridad del utilitarismo, la barbarie de creer que la modernización de una ciudad se debe al hecho de meter cemento en todos los espacios, pero jamás cultura, jamás espíritu, jamás tradición. Porque la enseñanza que debemos a Huaraz como huaracinos es que si nuestra ciudad se esfumó con el 70 pero debemos de crearla, fuerte e imponente, sobre las montañas, que son nuestra meta, que son el nuestro tesoro y nuestra guía ¿Qué pregunta el viajero, el niño y el visionario sobre este pueblo? Será acaso que el rectangular aburrimiento de su modernidad, la diabólica orfandad de sus jardines y supremo silencio de sus habitantes frente a la construcción de una marca auténtica de ciudad es producto de su viraje hacia lo nuevo o será solo una falacia que ya no podemos sorprendernos ante tanta miseria: nuestra ciudad agoniza en medio de la historia, el proceso de modernización no es solo construcción de casas, calles y centros administrativos, es la ferviente misión de darle vida nuestra ciudad.

                Yo aquí y este espacio donde florece la tarde, la soledad de las calles, el infinito deambular de las ideas, la noche que dibuja oscuridad sobre el parque- monótonas expresiones que dibujan luz- para forjar el misterio de la oscuridad: me llama su voz, me conmueve su música. Caminante errante, en busca de Orión, la luna que asecha con su movimiento de poesía, Rataquenua que rinde sus saludos y el laberinto de colores que atrapa toda expresión, toda muestra de fuerza en el círculo de lo útil no crear, no inspira, no vuela solo utiliza su magnetismo temporal.

                Una ciudad que tenga como guía arquitectónica la fuerza de la sus montañas, pero a la vez su sencillez y esplendor. Los años nos dieron destrucción pero hoy también nos permiten cambiar esa suerte, crear espacios donde lo andino mezcle sus virtudes con lo clásico occidental, donde en la arquitectura de sus edificios se pueda respirar la belleza y no solo la geometría atrapada en la idea del porvenir, Huaraz es una ciudad donde el tiempo se detiene a descansar, la tranquilidad de sus espacios es especial para forjar un espíritu en las artes de la música de la poesía de la buena literatura. Pero cada vez concentramos nuestras calles principales al comercio- y al peor de todos- al ambulatorio, pues se hace imposible dar un paseo sin tener que sortear a los ambulantes. Nuestra visión como ciudad aprecia el comercio, pero olvida la cultura, no consume más que licor los fines de semana ¿A qué apuntamos con el olvido de nuestra ciudad? Somos una sociedad nueva, “moderna” la llamamos, pero por qué destruimos nuestra ciudad llenando de basura nuestros parques, convirtiendo a las áreas verdes en sitiales perfectos para la basura y creyendo tontamente que la solución para Huaraz es hacerla un rincón de negocios, cuando no una ciudad que vibre por su autenticidad y que por supuesto esta autenticidad no sea la de convertirla en un distrito de cono como Los Olivos en Lima.

                La columna mustia que acompaña sus contrafuertes, la callecita abandonada por el domingo, sus luces tenues y el robusto carnero que desde lo más alto de la catedral observa sigiloso a San Cristóbal, acomodo la bufanda, me camuflo para no ser visto por la multitud y los bloques de piedra que guardan cada paso de la historia, el señuelo del ángel cantando la victoria, el agua correr por la pileta, saber que existe vida en las palabras que la rodean, mostrar el entusiasmo por la soledad de su plaza hecha historia, abandonada entre otros edificios, respirar su benevolencia y sentir que la posibilidad de una ciudad diferente es quizá un sueño lejano pero no ausente.

                El reto del centro es principal, incomoda la poca uniformidad de los portales el carácter ausente en materia arquitectónica, el abandono a la soledad de la catedral y la plaza que son dos monumentos rescatados dentro de la enfermedad de creer que todo debe de ser geométricamente útil para los fines que solo el cemento puede tener. La obviedad de que Huaraz se está convirtiendo en un caos no importa a la población, esperamos con una increíble tolerancia que la ciudad no tenga espacios para la el sano entretenimiento, que nuestros parques desparezcan  entre la maleza, la basura y el abandono ¿Pregunten cuántas piletas a parte de la de la plaza de armas sirven? ¿Qué ciclo vía existe dentro de toda la ciudad? Nuestro blasón como ciudad de la amistad internacional no es explotado, el principal parque de ese nombre solo colocó las banderas y el juego de agua para su inauguración. El parque de la aventura se ha convertido en un basurero que de noche sirve de alojamiento para maleantes y alcohólicos, el centro se llena de bares, discotecas y restaurantes de mala muerte. El río Quilcay es hoy un pasivo ambiental, no existe ni un solo proyecto para realizar una alameda ecológica en ambos sectores de la ribera y la ciudad cada vez es un mercado donde hasta las facultades de la UNASAM tienen que soportar, por una especie de masoquismo solidario donde la Avenida Villón se convierta en un botadero de basura los jueves y viernes solo por tolerar que al pobre no se le enseña que botar basura y destrozar las calles también es una muestra de malicia.

                Si la única intención de las autoridades y de la población en nuestra ciudad es la de promover los comercios como las discotecas, los mercados por todas partes y olvidar que existen las bibliotecas, que existen los espacios para la distracción en áreas verdes y que nuestra belleza escénica se pierde cada vez más por la jungla de cemento, entonces olvidemos que tenemos un compromiso como ciudadanos y pidamos a gritos que alguien dirija la ciudad, porque hasta el día hoy no hemos demostrado tener ni el carácter ni la capacidad para hacer de esta ciudad lo que siempre tuvo que haber sido: un paraíso natural que abra las puertas a la cordillera blanca.

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