Volver



Volví a ti porque no quedan
más ásperos molinos a mi encuentro,
volví a ti desde el Do que se llevó
las fragatas que volaban sobre el cielo
de la sierra peruana.

Volví hacia ti, porque el frío
no es un rincón gratuito entre las gentes,
volví a ti porque me arrulla el silencio de tu ausencia,
volví a ti porque hacía tanto que no recordaba la embriaguez
de tu crueldad, la placentera forma de construir
lo ya olvidado, las iglesias baldías: los templos sacrificados.

Volví porque la sinestesia en sus labios se convierte
en comercial y prudente aviso de coquetería,
volví hacia ti, porque la locura no tiene sitial entre los vivos,
porque el fragor de tus cementerios me vuelve más valiente
cuando las telarañas se hacen atardecer y el canto de la lechuza
retumba en cada hueso aún con vida.

Volví por cada micro segundo que soñé tus abismos,
volví porque respirar se hace imposible al ras del mar,
volví sencillamente porque Venus me lo dijo, porque
ya me cansaba de esperar, volví sin más argumento
que las palabras vacías y huecas que no dicen nada,
pero sienten en demasía, volví para que otra vez escapes
de mi linterna y te hagas otra vez farol de día.

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