Monumental descuido


Para recurrir a un análisis vasto de la realidad urbanística y ambiental de la ciudad de Huaraz es necesario, como ciudadanos objetivos, hacer regulares observaciones sobre cómo se construye la ciudad desde diversas miras para darnos cuenta del monumental error en el que hemos caído con la irresponsabilidad de nuestras autoridades y la falta de una vocación cívica para entender que el desarrollo de una ciudad no se define en cuántas toneladas de cemento y ladrillo posee en su construcción, sino en la calidad del orden urbano, las áreas verdes y la participación activa de las autoridades, además de los pobladores para llegar a acuerdos importantes en materia de desarrollo y progreso.

Para darnos cuenta de la magnitud y de la irresponsabilidad con que se ha llevado el crecimiento de la ciudad es suficiente con esta pequeña foto, tomada desde el lugar denominado “Juan Velazco Alvarado”- que al propósito es una invasión en un terreno inviable y avalada por las políticas mediáticas de un grupo de autoridades sin mayor oficio que el de satisfacer ambiciones individuales-; desde nuestra fotografía podemos apreciar que el panorama es desolador, pues nos muestra una ciudad corrompida por el cáncer del ladrillo y el lacerante color del cemento, una residencia donde parece ser que las áreas verdes son consideradas enemigas del progreso, un lugar donde la contaminación tiene sus nidos en los autos obsoletos que no tienen un control sobre el CO que expulsan al exterior, en las chimeneas de los restaurantes que no tienen el más mínimo respeto por la ciudad y la salud de los pobladores y donde la basura regada por calles y plazas es el pan nuestro de cada día. En nuestra localidad, donde el color gris de la politiquería barata ha envilecido toda muestra de orden urbanístico y respeto por el ambiente en una ciudad cuyas autoridades se ufanan de llamarla “paraíso natural”, que sólo suena a una desopilante ironía en un lugar donde jamás se supo de la existencia de la ley general de ambiente. Entonces estaríamos frente a un caso de ignorancia supina por parte de las autoridades municipales y regionales que jamás intentaron revisar la ley general de ambiente y enterarse que debe de existir un tratamiento especial en el caso de la zonas periurbanas al igual que el manejo de aguas servidas echadas a los ríos, estos temas son de trascendental importancia para el adecuado desarrollo de la ciudad.

Ahora bien, si estos temas son vitales para cambiar el rostro de la ciudad- es urgente tomar medidas al respecto- debemos entonces ver qué es lo que ofrecen nuestras futuras autoridades; sin embargo, encontramos en sus prematuras propuestas un vacío enorme y un silencio que se aferra a la negligencia y a la mediocridad electoral. El asunto parecer ser sencillo de descifrar, pues es mejor hacer una obra de cemento (como la construcción de un hospital o el asfaltado de una calle deshabitada), tal vez un parque con jardines minúsculos - que luego servirán de botadero de basura comunal- porque este tipo de obras son de corte mediático y populista. Pero dejar a las futuras generaciones huaracinas sin un lugar dónde habitar, con ríos limpios, áreas verdes extensas- donde se pueda purificar el aire- controlar la contaminación, realizar redadas para controlar la emisión de GEI de autos y chimeneas de restaurantes; así como resolver el problema de la jungla de cemento y desorden sobre la cual se está cimentando la capital de Áncash. Es un menester que requiere toda nuestra atención, pues de esta forma también estaríamos asegurando una política eficaz de desarrollo sostenible para las futuras generaciones de esta parte del país. Espero que la reflexión de nuestras autoridades sea profunda y llegue, por fin, un representante que posea un compromiso del más alto nivel ético con la ciudad.

Asegurar el adecuado manejo de políticas ambientales, no sólo hará de la ciudad un lugar con un futuro promisorio, sino que logrará darle a Huaraz el status de ciudad que se merece: el de una capital de Región, y no el de esperpento de ciudad que parece haber sido arrasada por una guerra o ser el campamento minero que fue durante su fundación. Es hora que la ciudad adquiera un carácter definido, una bandera que defender, un sendero que seguir y un modelo por emular.

En tal sentido, es necesaria la creación de un plan urbanístico, dentro del marco del derecho urbanístico se contemplan tres buenas herramientas- básicas- para el hilar un plan adecuado que vaya de acuerdo a los intereses de la ciudad. El primer punto destaca el encorsetamiento de la ciudad; es decir, construir límites para la ciudad en “murallas” o divisiones que protegerán las áreas naturales y zonas rurales, esta medida asegurará la preservación de las áreas naturales cercanas a la ciudad. Otro principio a tratar es el de la demolición de zonas vulnerables que no tengan un valor de bien arqueológico, pues la destrucción de edificios viejos y su reconstrucción con mejores servicios y utilidades para cuidad podrá darle un mejor nivel de vida a las personas de bajos recursos que viven en esas zonas. El último punto que es vital para un ordenamiento adecuado es la zonificación ,este principio fue aplicado desde Siglo XIX tras la revolución industrial, básicamente, este principio busca tener áreas ordenadas con determinada función dentro de la ciudad, de tal forma que la creación de una zona industrial, otra residencial, otra comercial y otra dedicada al aspecto académico, pues “zonalización” ayuda a tener un orden para Huaraz, que es urgente, porque nos llevará por fin a no tener mercados y cantinas proliferando por toda la ciudad sin un mayor orden que el de la informalidad y el de la corrupción, además de tener un mejor control para la seguridad en toda la ciudad. Estos tres principios del derecho urbanístico son herramientas que deben de ser promovidas.

¿Quién podría dirigir estos cambios y dotar a la ciudad de un carácter propio? La respuesta es sencilla, pues está en cada uno de nosotros ser actores principales en el mejoramiento de la ciudad. ¿Qué podemos hacer como ciudadanos? Nuestro trabajo para mantener la ciudad pasa por diversos aspectos, desde el más sencillo: mantener los parques y jardines públicos limpios, no arrojar basura al suelo de las calles, realizar actividades cotidianas para preservar el ambiente, como no echar el agua que contiene detergente por la salida del lavadero, ya que es mejor echarla a un jardín, por los nutrientes que puede aportar a las plantas. Si realizamos una construcción procuremos separar un pequeño lugar para las áreas verdes y buscar el uso de tecnología ecológica que resulta más barata que usar el clásico cemento y ladrillo. La ejecución de medidas responsables en nuestro hogar y en nuestra forma de actuar frente a la sociedad nos asegura que podamos brindarle las futuras generaciones un lugar digno de vivir con agua apta para el consumo humano y zonas para poder seguir disfrutando de la maravilla de la cordillera blanca. Está en nuestras manos exigir a las autoridades que cesen los excesos contra zonas periurbanas, la anomía en materia ambiental y la anarquía de nuestras calles, plazas y edificios.

Comentarios

Entradas populares