Análisis Político (A modo de una rápida reflexión)

Una de las cosas más irónicas que podemos tener en el acontecer diario de nuestra vida como república, además de los programas basura y proliferación de una cultura chicha preocupada por la destrucción de todo aporte cultural que no sea el de la diversión o el hedonismo, es- sin duda alguna- el esperpento político. El concepto de política, en nuestro país, parece haber tomado un sentido no muy adecuado de su significado original, pues si nos remontamos a sus inicios con Aristóteles podremos ver que ésta era la mejor herramienta para llegar a la felicidad de los pueblos ( Se menciona esta idea en el libro Ética Nicomaquea), pero con el devenir del tiempo parece que hemos caído en una serie de contradicciones sobre el termino, ya que concebimos, muchos y erróneamente, a la política como el mejor instrumento de saqueo para usufructo personal, la mejor manera de hacer las instituciones públicas las haciendas donde puedan trabajar nuestros amigos y allegados, de los puestos más altos en la estructura del Estado hemos hecho esa suerte de institución ineficaz al momento de ejercer la voluntad popular y sí el mejor mecanismo para asegurar que nuestro círculo de compañeros, intereses y demás prime sobre toda causa social. Y a todo esto creemos que las elecciones de octubre y las del 2012 cambiarán en algo la realidad política.
Nuestra pizarra de noticias se llena cada vez más de un panorama político poco alentador, en el cual la intolerancia ideológica y el engaño son moneda corriente. Para una mejor vista del panorama debemos recordar un incidente de encuentros políticos pasados.
Las últimas elecciones estuvieron cargadas de un gran contenido de frases de tipo ideológico, pero una de las más hirientes y que consiguió el frenético descenso de Lourdes Flores fue una dicha por el presidente Alán García en la primera vuelta, la cual rezaba más o menos así: “Lourdes es la candidata de la clase acomodada del país”. Cuatro años después, nos damos cuenta que Alán García no sólo se estaba mirando en un espejo que predecía el futuro, sino que también sería el presidente de la exclusión, la mentira y el faenón. Lo cierto es que no podríamos sentirnos más defraudados de la política de nuestro país y aunque suene a Perogrullo, todos los peruanos que no sólo pensamos en el crecimiento para algunos pocos vemos que no existe una salida adecuada para nuestros problemas más resaltantes. Pero lo cierto hasta ahora, es que a pesar de haber pasado cuatro años de aquella sonada frase que fue mero ardid para traerse abajo una candidatura honesta, aún no hemos aprendido (o es que avalamos tal situación) que los políticos de nuestro país usan el poder como un medio para sus intereses más próximos y sus extravagancias. Pues por qué Keiko Fujimori estaría postulando a la presidencia si no es porque su padre está en prisión y necesita con urgencia la salida bajo un indulto, o es que acaso hemos escuchado alguna propuesta interesante por parte de esta candidata para erradicar la corrupción de nuestro país. Otro caso de extravagancia es el de Jaime Bayly (qué lástima que muchos jóvenes pretendan votar por él sin analizar a fondo todas sus propuestas), para Bayly el problema del Perú está en no ser un Estado laico y brindar a la iglesia enormes cantidades de dinero para su manutención, pero una vez que terminé por quitar estas sumas adónde se destinarán, habrán cambiado con esta medida que muchos de nuestros compatriotas- aún en la ignorancia- crean que el calentamiento global es un anuncio divino del fin de los tiempos. Por otro lado, imaginemos que señor Bayly es presidente y ha legalizado el matrimonio homosexual; pero al legalizarlo habrá erradicado toda muestra de exclusión de nuestro país, habrá reconciliado –finalmente- casi doscientos años centralismo y exclusión de peruanos hacía otros peruanos. Ahora bien eliminemos al “glorioso” ejercito de Bolognesi para que con esos fondos le demos una mejor educación a nuestros niños y niñas (el señor Bayly, olvidó que dentro del sistema educativo también estamos los jóvenes de universidades públicas que también requieren de mucho apoyo); pero de qué manera podríamos ofrecerles una mejor educación, tal vez podríamos repartirles lap tops- las cuales nadie sabe manejar de forma adecuada en zonas alejadas de la centralista Lima- o tal vez colegios con una mejor infraestructura, pero que aún existan profesores ineficientes y con métodos e información desfasados o mejor aún podemos ofrecerles a los niños de comunidades amazónicas, más libros que contengan información de todo tipo, menos de la que esté relacionada con su modo de vida y su entorno. Porque la verdad serían propuestas muy interesantes aquellas que busquen la reivindicación de las minorías y el abuso por parte de la iglesia católica, pero si estas estuvieran acompañas de buenas propuestas para incluir dentro del progreso a los peruanos que no pueden ver “El francotirador” todos los domingos, por no tener los servicios básicos en sus hogares.
El alcalde de Lima, que es la representación hecha carne del silencio, es un candidato que “trabaja y entrega obras”, pero no mide el impacto ambiental de éstas, para ello basta recordar que taló muchos árboles en Barranco para darle pase a los bloques de cemento del metropolitano, además de no tener una clara rendición de cuentas de los gastos hechos por la municipalidad de Lima. De este fugaz análisis sobre el abanico electoral, podríamos sacar muchas conclusiones; sin embargo, la que más resalta es la siguiente: ningún candidato mencionado anteriormente pertenece o se vincula a un partido de izquierda, pero todos ellos son los que están en la primera línea los sondeos y encuestas. Tal vez, como menciona Hildebrandt en un interesante artículo en su columna de La Primera, las extravagancias de Bayly, el indulto a Fujimori o el maltrato al ambiente no afectan en nada al sistema y a los que más se benefician del éste. Sin embargo, tendríamos que hacernos una nueva pregunta ¿Cambiar de sistema hará que cambie la clase política de nuestro país?
Entonces si hablamos de cambio de sistema tendríamos que recurrir a la candidatura del señor Ollanta Humala, pero más que estar buscando medidas para cambiar el panorama incierto de nuestro país parece estar envuelto en cualquier arranque de ira antichilena o con la paranoia (ya conocida) de imaginar que hay un complot contra él y su partido en las futuras elecciones. ¿Y Yehude Simons? Aún brilla por su ausencia. La existencia de una fuerza de izquierda que busque el diálogo y la concertación, pero que jamás defraude a sus intereses basados en la justicia social, sería el mejor paliativo contra un sistema neoliberal que todo lo ve consumo y depredación, porque en su voz resonaría el clamor del Perú olvidado por la política de una republiqueta de la injustica y la corrupción. Está izquierda, que no se muestra en nuestro horizonte, sería la única capaz de darle al Perú ese equilibrio necesario para no permitir el desbande de una derecha preocupada sólo por los aspectos macroeconómicos, pues su vista de águila y sus voz llena de ímpetu por la búsqueda del bienestar común, le darían a la balanza el medida exacta para que la integración sea un plan que se pueda alcanzar, para que el destino del Perú no sea el de un país paupérrimo y corrompido por el saqueo y la desunión.

Comentarios

Entradas populares