Espejo

Flor de Narciso.

El espejo que cicatriza la huella
de la realidad, tan amarga y tan feliz:

la lobotomía para alcanzar la felicidad
del viejo montón de nubes que se agota
en la tarde, me conmueve, me acaricia,
me hace sutilmente sonreír.


Y si la culpa se bebería en la crátera,
por la sombra que esconde todo espejo,
si tan sencillo fuera que la juventud
no desbaste sus plenas ansias de vacío
pero no hay posibilidad sobre el polvo,
pues la pira se enciende cuando nace el hoy.


Cómo perdonar a sus garras crónidas,
cuando zumban sus montañas,
cómo reproducir ese instante de pleno sol
si pasajero se diluyen en mi sentidos,
si cargado de mundo se hace polvo.

Me camuflaría tras el espejo sombrío,
mientras me hago atardecer,
porque eso que vuela distante no es mi reflejo
es el cielo empozado en la eternidad.

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