Sol victorioso
Changos en pleno asecho del sol- José Hermitahnio |
Se encendió como el último
fulgor del ocaso,
sus pétalos dorados que ansiaban
teñirse de sangre azul.
fulgor del ocaso,
sus pétalos dorados que ansiaban
teñirse de sangre azul.
La incandescencia alienta la sementera
y sus reflejos vuelven como vida,
diminuta propuesta para un dios,
y sus reflejos vuelven como vida,
diminuta propuesta para un dios,
Baila con un desborde frenético
sobre sus formas
los delgados hilachos de nubes
que coronan su llegada,
nada sobre su pecho brilla
más que su voluntad.
sobre sus formas
los delgados hilachos de nubes
que coronan su llegada,
nada sobre su pecho brilla
más que su voluntad.
Y en el silencio donde trinan
su victoria una ráfaga le devuelve
el alma a todo, una sublime
destrucción de lo inerte.
su victoria una ráfaga le devuelve
el alma a todo, una sublime
destrucción de lo inerte.
Para complacer su fuerza
se vierte dorada vida
como una ausencia que cura
el tiempo. Los dioses lo
llamaron amanecer.
se vierte dorada vida
como una ausencia que cura
el tiempo. Los dioses lo
llamaron amanecer.
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