Aún sin nombre

Un chien Andalou


Este aullido que contiene la noche me estremece,
cuando veo sobre el pavimento una explosión de luces rojas y amarillas,
intento alejarme mientras sus caninos cortan mis alas,
minúsculo eco de palabras, dudas que caen como plumas.

Ahora cuando las horas son tragadas y digeridas,
vuelven los recuerdos del credo de una monótona religión
que adora una pupila que sólo ve reflejos blancos y negros.

Este intento de Ícaro que soy, se siente extranjero
en la geografía de una siniestra esfinge, soy sordo de sus peligros,
soy un pequeño espacio que se embriaga de su silueta.
Anhelo esa pieza musical:

DO-RE-MI

El eco cantado del pasado, subo a la tráquea de su ascensor,
me expectora la noche, huérfano ya de todo color.
No alcanzo a ver mi desnudez, mis manos no tocan mi vientre,
monócromo resumen, pequeño lento relato.

CRUG-CRUG-CRUG

Su ardiente deseo me aprieta la cien y entonces predico su verbo,
su locuaz rutina, su infértil evangelio.

Miles como yo, se hace promesas, pequeñas grises relojes de arena
que ruedan por el pavimento ¿me cura su ejemplo?


Soy yo otra vez imbuido en sus fauces, oigo su respiración:
“tin tin tin” matinal ladrido  de un inexperto sol que calienta
ya sólo recuerdos.

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