Áncash, corrupción y crisis en la cultura política

Mural pintado por los estudiantes de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la UNASAM contra el sistema de corrupción en Áncash.

La crisis socio-política en Áncash, derivada de los asesinatos y la corrupción de las instituciones públicas, encuentra su centro en el ejercicio de poder manifestado por César Álvarez, quien detenta el poder del gobierno regional y gracias a una serie de espacios ganados en la capital ha terminado convirtiéndose en un tema central dentro de la agenda nacional, el cual se había visto postergado desde hace mucho tiempo, pues el problema de la corrupción y la destrucción de las instituciones en Áncash tiene una larga data. Es evidente que el “destape” del sistema de corrupción que ha mellado seriamente el Poder político en Áncash, ha sido el resultado de una serie de factores sobre quién detenta el poder en Áncash, así podemos destacar que esta lucha de poder se lleva al ámbito nacional, tras el asesinato de Ezequiel Nolasco (asesinato que hubiera pasado como uno más que ocurre en provincia) de no ser por la intervención de Freddy Otárola (presidente del Congreso de la República) quien ha sido uno de los abanderados de la lucha contra Álvarez. Este dato resulta trascendental para comprender que el “destape” no sino una lucha de poder más que esta vez tiene su centro a dos grupos de poder: los que representa el gobierno central (Otárola) y los del poder regional (Álvarez) ambos dos frentes con intereses económicos en la Región. Pero aquí existe la carencia de un actor más uno fundamental que tendría que haber generado el equilibrio para el fin del gobierno de Álvarez: la sociedad en general. Cabe entonces hacerse la pregunta fundamental ¿Por qué la sociedad ancashina en su conjunto no reaccionó frente a esta crisis?

                Es evidente que la figura de poder que representa Álvarez recae en la del autoritarismo competitivo (formalmente requiere de elecciones para seguir dentro del poder, pero de facto gobierna como una dictadura), pues esta forma de haber hecho gobierno se constituye a partir de una base donde la impunidad puede darse ante una sociedad incapaz de reaccionar ante 10 asesinatos todos de tinte político, ante la compra de medios de comunicación[1] (era y es común que la programación de radio y televisión local, no ataque a Álvarez que se mantenga al margen o simplemente trivialice el asunto), además de las alianzas con el Ministerio Público y el congreso, a través de congresistas como Heriberto Benites, en fin, esta parte del tópico ha sido tocada ampliamente por los medios de comunicación tanto en Lima como en la misma Región; sin embargo, se ha olvidado una parte esencial: la reacción de la población como grupo social sensible a la problemática de las instituciones de su propia localidad.

                Partamos de la definición que hace Levitsky de los orígenes del autoritarismo competitivo, primero la ganancia excesiva a raíz del canon, la que ha llevado a la gesta de la corrupción como sistema, más aún si este dinero no ha salido directamente de los pobladores de Áncash, sino desde la recaudación que se hace de la empresa privada[2], lo que nos lleva a pensar cuál es la cultura política que tiene el ciudadano en Áncash, existe una cohesión entre nosotros, hay un plan regional de desarrollo frente a la riqueza y finalmente, por qué la respuesta social en Áncash ha sido y es totalmente insuficiente ante los problemas de la Región, ante la desaparición del Estado como institución. Sería sencillo considerar que la intromisión de la corrupción en el manejo del Estado se debe a existencia de malos empresarios, gremios de construcción civil tendientes a volverse grupos criminales o sicarios[3], sino que corresponde y en gran medida a la formación política que hemos permitido como sociedad, la tolerancia que hemos brindado al famoso “roba, pero hace obras” ha hecho precisamente que se convierta en una conducta “normal” y asociada con una práctica política común, el desarraigo que ha sufrido el principio de autoridad como una fuente de obligación para la constitución de la sociedad como institución con un fin social a pasar a ser sólo un mecanismo de representación de administración de poder han convertido a la “autoridad” en una aparente víctima de las circunstancias que se desarrollan en su entorno, como si su actuar ( y la responsabilidad que conlleva a actuar) no generaran un efecto social, pues es evidente que si el reforzamiento de las instituciones del Estado no se da  a través de la mejora de las autoridades los malos empresarios no harían sobornos, los gremios de construcción civil sabrían que los cupos no corresponden a cuanta fuerza de choque tienen, sino a un adecuado contrato. En resumen, la existencia de un Estado débil es la puerta más fácil de ingreso de la delincuencia y eso es lo que ha ocurrido en Áncash.

                Es precisamente el sistema de relaciones que se obtiene de ponderar el poder de las instituciones públicas representativas y el poder de representación que alcanza un ciudadano. La historia (entre líneas claro está) no definirá cómo es que el poder ha sido detentado por Álvarez y como es que su caída se ha producido en una serie de sucesos dignos de una novela mexicana, sino cómo es que este poder pasará a ser detentado por otro grupo con el mismo problema: carencia de representación y compromiso con la realidad provinciana; pues la riña entre los intereses de Álvarez y su grupo de poder ha tenido fin y el ganador ha sido el grupo de poder de los Otárola. Surge de toda este proceso figuras interesantes, pues si somos perspicaces podremos definir de ante mano que la victoria contra Álvarez no se esbozó desde las calles, desde el poder popular organizado contra un sistema, sino desde Lima (“preocupada” precisamente por la situación que pasaba Áncash); sin embargo, esta preocupación surge del gobierno central o por lo menos parte de éste, pues los medios capitalinos abarrotaron de ataques frente a la salida inmediata del presidente del congreso ( Freddy Otárola) a encarar el problema de aquí que la pugna del poder en Áncash se haya encontrado tan disputada entre ambos, de ahí que el ataque haya provenido de la capital y jamás de un movimiento gestado en la propia región, de ahí que todos los movimientos minúsculos que hayan partido en contra de Álvarez hayan encontrado la mejor trinchera del lado del Congreso de la República. ¿Pero entonces por qué este sin sabor de haber visto la total indiferencia de la población al problema? Resulta curioso, pero el sector que más engulló Álvarez dentro de su esfera de poder fue precisamente el de los profesionales, es decir, el de la reserva consciente y educada de la Región, así la clase media (la pensante) estaba vinculada directa o indirectamente con el gobierno caído, es por ello que parte del Ministerio Público y el Poder Judicial (basta recordar el caso de los jueces y fiscales archivadores) haya pertenecido al grupo que encubre la corrupción estatal. No cabe duda, entonces, que la caída de Álvarez no fue una gesta popular, la cual haya encontrado eco en la población local sino que ha demostrado el grado de carencia de representantes y organizaciones que puedan dar la cara frente a la corrupción del aparato público.

                ¿A qué debemos este hecho? ¿De dónde debemos partir para entender este proceso donde la ciudadanía no participó? Quiero resaltar que uno de los argumentos más fuertes que se presentó desde Lima el de que la corrupción del gobierno de Álvarez ponía en peligro el proceso de descentralización; sin embargo, esto resulta ser cierto el parte, pues como lo sustenta Cotler “se habla de la descentralización. Yo siempre pregunto, ¿qué cosa vas a descentralizar si no estás centralizado? Y eso es lo que ha sucedido: se le ha dado poderes a las regiones sin que haya élites regionales, o capacidad en esas regiones para ejecutar decisiones. Y ocurre lo que ocurre. El Perú es un país que necesita un Estado central fuerte, en el buen sentido de la palabra, para que se le reconozcan sus atribuciones. Mire cómo maneja la gente en Lima. No se tienen por qué hacer juicios muy abstractos. Mientras la gente no interiorice normas, se pueden poner los policías y las papeletas que usted quiera, y no se va a solucionar[4]”. Es precisamente el gran error por el que la política regional jamás ha funcionado, pues el caso es que la formación de una élite no sólo se resume al incremento de dinero en los bolsillos, sino la gesta de un pueblo con la capacidad de pensarse a sí mismo. ¿Qué quiere decir esto? Pasa por pensar la historia de un pueblo, de entender su historia (tanto política como social) y determinar desde ese punto sus objetivos comunes, para lo que no sólo se necesita poder y dinero, sino también cultura. ¿Por qué existe la necesidad de gestar élites dentro de nuestras regiones? Tal como lo ha explicado Cotler (es pieza fundamental para la regionalización), pero también es una pieza indispensable para canalizar la labor de fiscalizadora de la comunidad, pues como lo pudimos apreciar en el caso de Áncash, la comunidad en general tanto de la sierra como de la costa no tuvo un rol protagónico de reacción frente a los problemas, tampoco pudo organizarse, pues carecía de medios para hacerlo además de no encontrar en su seno una fuente que pudiera canalizar sus reclamos. Así la comunidad en su conjunto podría manifestar un sentir común, pues las élites provincianas, a diferencias de las impuestas por Lima, pueden comprender tanto el aspecto urbano como rural de sus respectivas regiones y evitar la propagación de candidatos y candidaturas lesivas a la implementación del sistema de gobierno.

                Quisiera recalcar en estas notas la delicada fragilidad con que la memoria ha terminado por socavar uno de los puntos más controversiales dentro de esta campaña, resulta peculiar que un candidato como Waldo Ríos[5], es necesario dotar a la diferentes instancias de la comunidad de puntos de reflexión acerca de los candidatos a la diferentes instancias de gobierno tanto local como regional, pues la facultad de registrar a los candidatos bajo un severo tamiz para ver sus condiciones tanto éticas como técnicas han sido cambiadas por el discurso populista o el voto por arrastre a lo que debemos de tener en cuenta que la formación de políticos en Áncash no depende exclusivamente de la carrera que hayan hecho dentro de un movimiento o en la gestión pública, sino desde la perspectiva de cuánto dinero pueden aportar a la campaña (lo que sonaría lógico), pero cabe resaltar que este se convierte en el punto más importante para la elección de un candidato, este ítem sugiere que las campañas locales no se armar en función a la capacidad de gestión, negociación y preparación política del candidato, sino a cuánto dinero puede aportar para que la campaña pueda funcionar, es decir, cuánto puede “invertir” y obviamente que esta inversión le será devuelta con creces si llega al gobierno[6]. De esta forma es cómo se llega a la formación de una serie de relaciones donde la política no es más que un instrumento de legitimización del poder, y este poder es usado en beneficio personal o grupal, la estratificación de este poder se hace en base a una jerarquía donde la inversión está al mando de quien pueda ejercer tanto poder económico como silenciar a los opositores ya sea con el soborno o con la amenaza lo cual convierte a las instituciones públicas en pequeños feudos, tal como lo explica el New York times, en uno de sus artículos acerca de Áncash[7].

                Resulta anecdótico pensar que la generación que representa hoy a Áncash (la de la corrupción, el engaño, la destrucción de las instituciones y el uso de la profesión para el favor personal) se la que tiene a su cargo el manejo de millonarios recursos, resulta paradójico que en Áncash lo que más nos falte no sea el factor económico para salir del sub-desarrollo, sino que sea el factor humano. Me pregunto si esta generación de políticos, profesionales y técnicos tendrán en cuenta su responsabilidad histórica, es más me pregunto si alguna vez se puesto a pensar que la tienen, resulta infausto saber que nuestras instituciones las principales, como los gobiernos locales, regionales y las universidades estén tan débiles como para gestar cambios estructurales, cabe mencionar entonces una frase dicha por Don Raúl Porras Barrenechea citando a Fisher Ames, “La mayor gloria de un pueblo son sus hombres horrados. Desgraciados los países donde esos hombres han vivido en vano”[8]. Hoy más que nunca se ha comprobado hasta la saciedad que aquella creencia que decía que el diezmo era una forma de saltar la vallas burocráticas del Estado y así hacer más efectiva y rápida la concretización de obras no ha hecho otra cosa que envilecer a nuestra patria, pero peor aún ha corrompido el corazón y el espíritu de nuestras gentes.



[1] Steven Levitsky, “El autoritarismo peruano”, dario “La República”, edición online del 06 de abril de 2014, http://www.larepublica.pe/columnistas/aproximaciones/el-autoritarismo-peruano-06-04-2014 .
[2] Ídem.
[3] “Arte de Mafia”, Carlos Meléndez, Diario “Perú21, edición online del 11 de abril de 2014, http://peru21.pe/impresa/arte-mafia-2178291
[4] Entrevista a Julio Cotler en el Diario “La República”, http://www.larepublica.pe/14-04-2014/ancash-es-la-manifestacion-del-peligro-que-existe-en-el-peru ( Visto el 11 de junio de 2014)
[5] http://elcomercio.pe/politica/elecciones/mafia-buscaria-sustituir-alvarez-transfuga-montesinos-noticia-1731749?ref=nota_politica&ft=mod_leatambien&e=titulo “Mafia buscaría sustituir a Álvarez con tránsfuga de Montesinos” (Visto el 15 de junio de 2014) Basta recordar cómo este actual candidato fue el primer congresista “topo” que pasó de la bancada de FIM (Frente Independiente Moralizador) por un monto de dinero el cual recibió en la Salita del SIN de manos del mismo Vladimiro Montesinos. Más aún fue condenado penalmente por este delito.
[6] http://www.huaraznoticias.com/titulares/carlos-castromonte-sigue-siendo-parte-de-siempre-unidos (Visto el 11 de junio de 2014) Quiero  mencionar este caso particular donde mi amigo Carlos Castromonte fue obligado a dimitir su pre candidatura por el partido “Siempre Unidos”, liderado por Luis Saavedra, que el día que un grupo de jóvenes que nos acercamos a abogar por Carlos fuimos recibidos por el antes mencionado, quien con una pistola en su bolsillo y con la cacerina de ésta en la mano pretendía infundirnos temor. Bueno al final de la discusión Carlos se vio obligado a retirarse debido a que Saavedra no entraba en ningún tipo de diálogo y argumentaba que el factor dinero era importante para él y para la campaña y que por no tener dinero él consideraba que Carlos no podía ser pre candidato. Lamento adelantar esta noticia pero quien será candidato por el partido “Siempre Unidos” a la provincial en Huaraz será un tipo llamado Rolf Pozo quien no ha sido un cuadro político destacado, además de eso carece del discurso y la capacidad técnica.
[8] Fondo Editorial del Congreso del Perú, “Raúl Porras Barrenechea parlamentario”, Fondo editorial del Congreso del Perú, Lima, segunda edición, Pag.74.

Comentarios

  1. Porque son mafias
    Las campañas cuentan con el apoyo de mafias, ganster, sociedades secretas (rosa crus, Dr. acosta, etc), quienes usan a militares, policias que tienen estrack 3 o sociopatas con enfermedades terminales, para realizar practicas sicosociales, que sabotean las demas campañas. Se tiene que ser de mucha confianza para trabajar en el municipio o el gobierno regional, y para ser de confianza uno tiene que ser mas mafioso que ellos, hasta con su propia familia que es la prueba definitiva para ganarse su confianza.
    Hasta mi abuelita que en paz descanse puede ganar con ese apoyo.

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