Manifiesto nocturno


Me gusta el olor de tus despedidas,
la fina rima que rodea el cuarto menguante.
Preguntas y contrapreguntas,
tu duda se hace mi almohada.

La frialdad que en la noche te reemplaza,
sus manos que acarician el manto de la noche,
y escriben aquella música vana.

Llego a observar la noche, sus ritmos
serenos, sus manos a oscuras que revolotean la lluvia,
pregunto por tus pasos, por tu camino, por tus diademas.

Olvido toda realidad, si los ojos se desvanecen,
pero titila lentamente tu recuerdo.

La miscelánea de pretextos por la madrugada,
las noches enredadas y el mundo se esfuma.
Me preguntas, susurrando, si este amor es real.

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