Sol de Invierno



Presbítero Maestro- Lima

Hay un sol errante
entre la bruma del invierno,
una fuerza tornasol que se niega
a toda muerte.

La extinción es un camino largo
pero seguro. La profusa luz
que emana de sus entrañas,
el lento serpentear de un baile
son horas de sacrificio silencioso.

Tibia su sangre abraza la tierra,
sus manos curan la orfandad del frío,
la violencia de sus ojos es vida
y en su vientre habita la sabiduría.

Descansa en el pico más alto,
donde reta al tiempo y a la nada,
donde bebe de su gracia,
donde prepara sus armas.

¿Podría un sol nacido
en la blanca soledad serlo?
¿Podrán sus manos cubrir
de vida la tierra?
¿Podrá su espíritu elevarse
a un medio día?
¿Podrá?

Su inmolación es toda belleza,
es una fina caricia que esculpe
el rostro del viajero.
Es la llama que enciende el
alma del poeta,
es el alimento de los dioses.

Silencioso y estoico muere
el sol de invierno siendo
sol en toda la valentía de su ocaso.

Comentarios

Entradas populares