La universidad Santiaguina
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Facultad de Derecho-UNASAM |
El camino de
pensar la universidad requiere no sólo de un quehacer formal en el sentido de
la construcción de un espíritu formativo y de trascendencia en la UNASAM. El
formalismo implantado como una necesidad intrínseca ha convertido a la
universidad en un objeto del actual, pero no en un objeto del pensar ni mucho
menos un venero de saber constitutiva de
la trasformación de la realidad social y cultural. El quehacer de la
universidad santiaguina atraviesa por un proceso de acreditación este proceso garantiza la
formación de profesionales de calidad pero deja en clara evidencia la ausencia
de un pensar la universidad, pues sólo satisface las necesidades estructurales
de la técnica de la universidad dejando de lado el quehacer del pensar la
realidad. Este fenómeno se puede analizar desde 4 diferentes aspectos que en
detrimento de la realización de la esencia de la universidad atentan contra la
formación de acorde al desarrollo del país que analizaré brevemente.
I.- Los antecedentes de la
universidad hasta la llegada del año 2000.
II.-La formación del poder
fáctico como sustento de un poder legítimo para asumir el rol de guía de la
universidad.
III.- La ausencia de facultades
eje que tengan el rol de generar el pensamiento crítico en la universidad.
El
análisis que busca encontrar en la serie de sucesos que marcaron la universidad
no como una entidad meramente administrativa ni como una fuente del saber
técnico sino como una herramienta del devenir histórico, cultural y social
dentro de la sociedad ancashina. De esta forma, la necesidad de implementar una
serie de aspectos que puedan vigilar la construcción de una universidad al
servicio de la patria. Esta referencia- indudablemente- se hace con respecto a
la esencia de la universidad, la cual se puede entender como espíritu formativo[1].
I.- Los antecedentes de la universidad
hasta la llegada del año 2000.-
La universidad
pública peruana en su conjunto pasó durante las décadas de los 80 y 90 del
siglo pasado fue eclipsada por el totalitarismo de pensamiento marxista,
leninista y maoísta que determinaría la formación de una clase
política-estudiantil centrada en el estudio de la izquierda para la
proclamación de una revolución que tendría como sustento la guerra interna en
la cual se encontraba nuestro país. De esta forma, la principal fuente del
pensamiento para la organización de la universidad fue la guía de la izquierda
como fundamento y centro del pensamiento. Esto llevó a una formación centrada
en la totalidad de la reflexión en la doctrina marxista, la cual indicaba a la
universidad como centro de formación para la revolución, esta figura no fue
ajena a la universidad santiaguina que al igual que muchas universidades del
interior del país se convirtió en un centro de formación ideológica. La táctica
de la llegada a la universidad como centro de formación para la dicha
revolución se sustentaba también en el origen socio-económico los estudiantes y
la identificación con la clase proletaria.
Sin
embargo y tras la derrota de la guerrilla encabezada por el comité del partido
comunista del Perú Sendero Luminoso, la universidad quedó sin poder restituir
una forma determinada de pensamiento guía hacia formación de una idea de país
ya sea de corte de derecha o de izquierda. La caída de la formación de un
pensamiento independiente dio surgimiento a espacios donde la postura formativa
de un pensamiento en la universidad estaría a cargo de Patria Roja (ala de la
izquierda hasta hoy presente en la universidad) la cual ha encontrado en su
movimiento solo una respuesta de los docentes los cuales frente a la carencia
de argumentos y de una renovación del pensamiento de la izquierda a la cual
representan han caído en cliché de la justicia social como retórica mas no como
un campo esencial para formación de la esencia de la universidad y de
profundización de la doctrina de izquierda. Igual de patético resulta el
intento del MOVADEF de resucitar la retórica y el discurso de Abimael Guzmán,
pero ya desde una visión neo-marxista, la cual pretende introducir al sistema
democrático a un partido que busque la amnistía para sus líderes. Ambos
representantes de la izquierda peruana no han tenido ninguna injerencia en la
formación del pensamiento de la universidad, ni han servido como guías para la
realización de un proyecto educativo.
La
propuesta implementada por el Estado una vez resuelto el conflicto con la
fuerzas de Sendero Luminoso fue la implementación de políticas emprendedoras,
forjadoras de empresas que puedan así reemplazar la necesidad de la búsqueda de
un sendero político y filosófico por el de la satisfacción económica. Esta
dinámica será la que guíe el quehacer de la universidad en todos sus aspectos,
donde la tecnificación estará sustentada en la generación de la riqueza, todo
esto orquestado como un estado de satisfacción de las necesidades vitales, pero
no en la formación de la esencia de la universidad. La retórica de la cual
empapa y legitima esta actitud consumista en la doctrina de la “superación
personal” y “la cultura del éxito”, ambas dos herramientas de la cultura del
consumo que pretenden posicionarse como gestoras de la superación del
pensamiento crítico en la universidad.
II.- La formación del poder fáctico como sustento de un poder legítimo
para asumir el rol de guía de la universidad.
Las
disputas producidas entre los diferentes caudillos de la UNASAM han dejado en
claro que el poder de la autoridad de la universidad recae en una serie de
intereses, menos el de la formación académica, es así que los principales
planes para la universidad en cuanto a la disposición del dinero del canon
minero fueron dados a la construcción de obras (necesarias es cierto), pero que
fueron punto de muchas críticas por la irregularidad de su construcción. Los
conflictos suscitados en la universidad no tienen un origen ideológico, ni
tampoco se proponen como focos para la gesta de un movimiento ideológico ni
cultural, sino que corresponden a ajustes del poder fáctico en la universidad.
¿Qué es el poder fáctico? El
poder fáctico se define como el conjunto de personas que asumen la dirección de
la universidad con un óptica retórica o formalista del proyecto de universidad,
por ejemplo, la elección de Dante Sánchez se llevó a cabo por arreglos entre
miembros de asamblea universitaria (cada uno con intereses propios) y no por la
adecuada evaluación de un plan estratégico (el cual es un remedo del plan
bicentenario de la República). Este poder fáctico sustenta su fortaleza en la
instauración de un sistema de clientelaje donde profesores apoyan a determinada autoridad para ser
favorecidos en aspectos personales como licitaciones para sus constructoras u
otro tipo de favores. Los alumnos de igual manera, acceden a cargos de
representación estudiantil a fin de asegurar con la “representación” de sus
cargos el aseguramiento del poder de la autoridad, pues, tal como ellos lo
aseguran tienen la representación de la masa estudiantil y por lo tanto su
control.
El
poder fáctico al instaurarse como una relación de clientelaje y apoyo a
constructoras no se constituya asimismo como un constitutivo de una formación
de la esencia de la universidad, sino que es una representación de enclaves
económicos que buscan una oportunidad- sin ninguna ética- de usar los recursos
de la universidad en pro de sus aspiraciones individuales o como grupo
económico. La carencia de una guía que forje el pensamiento crítico en la
UNASAM se ha visto aún con mayor claridad tras la llegada de la comisión de
“orden y gestión” de la ANR, pues al
no existir un movimiento crítico que permita reflexionar sobre la constitución
de un ente externo en nuestra universidad, menos aún un grupo de intelectuales
que pueda analizar el problema de la UNASAM desde una lectura crítica de su
realidad. La gran farsa que reside en nuestra universidad es aquella donde el
poder fáctico se esconde tras el respeto del Estado de derecho y más aún desde
donde se avala para la creación de una gestión mediocre.
III.- La ausencia de facultades eje que tengan el rol de generar el
pensamiento crítico en la universidad.
El
deterioro proporcionado por el poder fáctico a la universidad la ha convertido
un yermo centro de conocimiento, las facultades cada vez más se han entrampado
en resolver problemas de corrupción y de gestionar recursos para la generación
de mayor infraestructura y han dejado de lado totalmente la investigación para
darle paso a una apresurada tecnificación de los conocimientos.
Cada
vez más las facultades se ven asímismas como islas, las cuales no tienen un eje
común para generación de espacios de solución a conflictos tanto técnicos,
sociales, como formativos. Así la universidad carece de una guía que pueda
renovar constantemente la senda de formación de los estudiantes no existe, como
antaño, una facultad como la de filosofía la cual pueda englobar dentro de la
reflexión la serie de conocimientos y fundamentos para la formación del
estudiante. De lado se ha dejado también la concertación entre las diversas
facultades para pasar a un estado de trabajo en base a cuerdas separadas,
totalmente, dañino a la universidad. Mientras que facultades como la de
ciencias sociales han sucumbido al pragmatismo de la técnica, la facultad de
derecho se ha convertido en un desierto de ideas donde la producción y el
liderazgo son los principales ausentes en la mesa.
El
hueco que deja esta falta de interacción puede ser evidentemente concertado
bajo la guía de un consejo que permita ya no solo conversar la problemática
local, sino pensarla, escribirla y ejecutarla. La tarea principal no está
situada en dotar a la facultades de mayores espacios para la tecnificación sino
la de proporcionar una guía que surja de la reflexión y del análisis profundo
de la realidad ancashina. Es evidente que este paso será imposible de lograr si
es que aún queda como fuente de toda la organización universitaria el poder
fáctico.
[1]
HEIDEGGER, Martín, “La universidad alemana”, http://www.heideggeriana.com.ar/textos/universidad_alemana.htm
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